18/12/2017, 22:12
Los oídos del moreno captaron que no era el único que ascendía la solitaria senda hasta el Cielo. Quizás había coincidido con un auténtico peregrino, alguien que gozaba de motivos más nobles que los suyos propios para llegar hasta el desenlace de ese largo —así como tortuoso— camino.
Viró sobre sus talones, dándose la vuelta de manera parcial, para echar un vistazo a lo que le esperaba a sus espaldas. Allá en la lejanía le pareció distinguir la figura de un ser humano. Lo más destacable de su aspecto era el kasa con el que cubría su cráneo.
Se volteó al completo y alzó su diestra por encima de su cabeza, a modo de saludo, buscando llamar la atención de Karamaru.
Viró sobre sus talones, dándose la vuelta de manera parcial, para echar un vistazo a lo que le esperaba a sus espaldas. Allá en la lejanía le pareció distinguir la figura de un ser humano. Lo más destacable de su aspecto era el kasa con el que cubría su cráneo.
Se volteó al completo y alzó su diestra por encima de su cabeza, a modo de saludo, buscando llamar la atención de Karamaru.