20/12/2017, 23:11
El interior del templo era incluso más inhóspito de lo que esperaba el moreno. Moho, polvo, frío y un terrible olor a humedad fueron sus bazas de bienvenida. El joven torció el gesto y se cubrió la nariz con el antebrazo, disgustado. Entretanto, seguían avanzando con Akame como líder.
Cuando su pariente le ordenó que se detuviese, Ralexion lo hizo. Se quedó estático durante unos instantes, permitiendo que el otro shinobi, más experimentado que su persona, comprobase lo que quería comprobar. Torció el torso para echar una mirada desconfiada a su espalda, a la luz de la luna de la cámara de entrada, que ya iba quedando lejos. Nada de nada.
Fue entonces que percibió al uzujin maldecir. Ralexion se aproximó a este con buen paso, deteniéndose tan pronto fue testigo de la luz al final del socavón, así como la dantesca estampa que esta contenía.
Silbó de una forma que daba a entender que se encontraba impresionado. Trampas, agujeros con estacas en el fondo, por supuesto, ¿cómo no?
—Siempre podemos caminar por una de las paredes —afirmó, aliviado de disponer de las habilidades propias de un shinobi—. Pero supongo que será mejor no descuidarse. ¿Puedes hacer varias bolas flamígeras de esas? Sin una cantidad de luz adecuada es cuestión de tiempo que nos zampemos una trampa. Además, me estoy congelando...
No mentía, estaba temblando.
Cuando su pariente le ordenó que se detuviese, Ralexion lo hizo. Se quedó estático durante unos instantes, permitiendo que el otro shinobi, más experimentado que su persona, comprobase lo que quería comprobar. Torció el torso para echar una mirada desconfiada a su espalda, a la luz de la luna de la cámara de entrada, que ya iba quedando lejos. Nada de nada.
Fue entonces que percibió al uzujin maldecir. Ralexion se aproximó a este con buen paso, deteniéndose tan pronto fue testigo de la luz al final del socavón, así como la dantesca estampa que esta contenía.
Silbó de una forma que daba a entender que se encontraba impresionado. Trampas, agujeros con estacas en el fondo, por supuesto, ¿cómo no?
—Siempre podemos caminar por una de las paredes —afirmó, aliviado de disponer de las habilidades propias de un shinobi—. Pero supongo que será mejor no descuidarse. ¿Puedes hacer varias bolas flamígeras de esas? Sin una cantidad de luz adecuada es cuestión de tiempo que nos zampemos una trampa. Además, me estoy congelando...
No mentía, estaba temblando.