21/12/2017, 18:18
No era su intención ni mucho menos, pero el kusajin acabó causando un buen escándalo debido a su plan. Mas dadas las circunstancias agradeció con efusividad que solo se tratase de eso: ruido y más ruido. Con rostro de circunstancias le dirigió la vista al otro, para poco después llevarla al deseado premio que yacía frente a sus pies.
En primer lugar detectó el considerable peso del ídolo. «¡Oh, oh! ¿Y si está hecho de oro macizo? Geniaaaaaa- oh... espera... esto no es oro», la decepción podía palparse en sus facciones cuando levantó hasta la altura de su pecho la figura, donde pudo apreciarla con mayor detalle bajo la luz de las esferas flamígeras. Era, efectivamente, una efigie de un ser humano con cabeza de lobo y un desproporcionado aparato reproductor. Desde la distancia no había sido consciente de sus dantescas proporciones. «¡Wow! Pedazo de polla, ¿cómo puede tener un tipo tan bajito esta manguera? Seguro que es un engorro», reflexionó, completa y absolutamente pueril.
—¡Eh, Akame-san, creo que he encontrado la serpiente que buscabas! —exclamó, alzando con las dos manos el ídolo para que el otro Uchiha pudiera ver con claridad el grueso pene.
Sonrió con cándida sinceridad, pletórico, mientras reía entre dientes.
Por su parte, el escuálido uzujin le instaba a que se uniera a su tediosa búsqueda de un pasadizo secreto o algo similar. Ralexion resopló y dejó descansar el artefacto en el suelo. Con paso ligero subió los escalones del altar. Ahora que estaba —casi— seguro de que no habían trampas de las que preocuparse, deseaba echarle un vistazo desde cerca al mencionado.
No comprendía porqué iban a dejar una figura así allí y que esta no tuviera ningún tipo de significado. Incluso aunque se tratase de un señuelo, ya estaba la trampa mortal en el pasillo, así que, ¿por qué molestarse? ¿Se trataba de una broma extremadamente pesada dirigida a aquellos que lograsen sortear el hoyo? ¿Era simple y llanamente una figura religiosa sin valor material? Tantas preguntas y tan pocos híbridos de humano y canino con genitales capaces de convertir en gravilla las costillas de una mujer.
En primer lugar detectó el considerable peso del ídolo. «¡Oh, oh! ¿Y si está hecho de oro macizo? Geniaaaaaa- oh... espera... esto no es oro», la decepción podía palparse en sus facciones cuando levantó hasta la altura de su pecho la figura, donde pudo apreciarla con mayor detalle bajo la luz de las esferas flamígeras. Era, efectivamente, una efigie de un ser humano con cabeza de lobo y un desproporcionado aparato reproductor. Desde la distancia no había sido consciente de sus dantescas proporciones. «¡Wow! Pedazo de polla, ¿cómo puede tener un tipo tan bajito esta manguera? Seguro que es un engorro», reflexionó, completa y absolutamente pueril.
—¡Eh, Akame-san, creo que he encontrado la serpiente que buscabas! —exclamó, alzando con las dos manos el ídolo para que el otro Uchiha pudiera ver con claridad el grueso pene.
Sonrió con cándida sinceridad, pletórico, mientras reía entre dientes.
Por su parte, el escuálido uzujin le instaba a que se uniera a su tediosa búsqueda de un pasadizo secreto o algo similar. Ralexion resopló y dejó descansar el artefacto en el suelo. Con paso ligero subió los escalones del altar. Ahora que estaba —casi— seguro de que no habían trampas de las que preocuparse, deseaba echarle un vistazo desde cerca al mencionado.
No comprendía porqué iban a dejar una figura así allí y que esta no tuviera ningún tipo de significado. Incluso aunque se tratase de un señuelo, ya estaba la trampa mortal en el pasillo, así que, ¿por qué molestarse? ¿Se trataba de una broma extremadamente pesada dirigida a aquellos que lograsen sortear el hoyo? ¿Era simple y llanamente una figura religiosa sin valor material? Tantas preguntas y tan pocos híbridos de humano y canino con genitales capaces de convertir en gravilla las costillas de una mujer.