21/12/2017, 19:44
Previendo que no llegaría a tiempo para ofrecer físicamente ayuda a su congénere, y que la agilidad de éste quizá no fuese suficiente para evitar la avalancha de rocas y piedras, Akame juntó las manos en un particular sello.
—¡Kage Bunshin no Jutsu!
Sus ojos brillaron con el color carmesí del Sharingan cuando una copia idéntica a él apareció justo en el trecho entre su persona y Ralexion. El Kage Bunshin alargó los brazos para agarrar al kusajin de la camisa, y tiró hacia sí con toda la fuerza que pudo.
La maniobra no fue del todo exitosa, pues el genin de la Hierba fue golpeado por algunos fragmentos del muro que se derrumbaba, pero al menos bastó para que no quedase sepultado bajo los escombros. Cuando el derrumbamiento cesó, el silencio volvió a invadir la sala con una totalidad escalofriante.
—Joder, ¿estás bien? —preguntó Akame, agachándose junto a su maltrecho guía.
De repente hubo otro crujido, sucedido por un estruendo idéntico al de momentos antes. «¡Mierda! ¡Toda esta sala se está viniendo abajo!» Akame y su Clon de Sombras se apresuraron a levantar al kusajin, cargándolo en volandas entre los dos y echando a correr hacia la salida mientras las dos paredes restantes que se habían mantenido en pie hasta ese momento iniciaban también una secuencia de derrumbe destinada a sepultar por completo la sala pentagonal.
Al más puro estilo del protagonista de "Juro Jones y el Templo de la Balalaika", los tres genin saltaron hacia la salida en el momento justo antes de que el techo sobre ésta se derrumbase y ellos quedaran aprisionados.
Akame y su copia dejaron a Ralexion sobre el suelo del oscuro pasillo. El Kage Bunshin se esfumó y su creador se dejó caer sobre el piso, con la espalda apoyada en la fría pared de roca. El Katon que Akame había usado para alumbrar y calentar los alrededores también se había disipado con el estrés de la situación, de modo que durante unos momentos ambos shinobi quedaron en el silencio y la oscuridad de aquel pasillo.
—¡Kage Bunshin no Jutsu!
Sus ojos brillaron con el color carmesí del Sharingan cuando una copia idéntica a él apareció justo en el trecho entre su persona y Ralexion. El Kage Bunshin alargó los brazos para agarrar al kusajin de la camisa, y tiró hacia sí con toda la fuerza que pudo.
La maniobra no fue del todo exitosa, pues el genin de la Hierba fue golpeado por algunos fragmentos del muro que se derrumbaba, pero al menos bastó para que no quedase sepultado bajo los escombros. Cuando el derrumbamiento cesó, el silencio volvió a invadir la sala con una totalidad escalofriante.
—Joder, ¿estás bien? —preguntó Akame, agachándose junto a su maltrecho guía.
De repente hubo otro crujido, sucedido por un estruendo idéntico al de momentos antes. «¡Mierda! ¡Toda esta sala se está viniendo abajo!» Akame y su Clon de Sombras se apresuraron a levantar al kusajin, cargándolo en volandas entre los dos y echando a correr hacia la salida mientras las dos paredes restantes que se habían mantenido en pie hasta ese momento iniciaban también una secuencia de derrumbe destinada a sepultar por completo la sala pentagonal.
Al más puro estilo del protagonista de "Juro Jones y el Templo de la Balalaika", los tres genin saltaron hacia la salida en el momento justo antes de que el techo sobre ésta se derrumbase y ellos quedaran aprisionados.
Akame y su copia dejaron a Ralexion sobre el suelo del oscuro pasillo. El Kage Bunshin se esfumó y su creador se dejó caer sobre el piso, con la espalda apoyada en la fría pared de roca. El Katon que Akame había usado para alumbrar y calentar los alrededores también se había disipado con el estrés de la situación, de modo que durante unos momentos ambos shinobi quedaron en el silencio y la oscuridad de aquel pasillo.