23/12/2017, 16:33
(Última modificación: 23/12/2017, 16:33 por Uchiha Akame.)
No pasó mucho rato hasta que Akame pudiera intuir la figura de su guía bajando por el túnel. A pesar de sus heridas, Ralexion no tuvo problema ninguno en descender utilizando la caminata vertical que todo ninja graduado debía conocer; luego hizo una voltereta similar a la realizada momentos antes por el uzujin y, aunque mucho menos ágil y elegante, acabó dando con sus pies sobre la fría piedra del pasadizo.
Bajo la cálida luz del jutsu Katon del Uchiha, ambos se internaron en las profundidades de aquel templo. Lo primero que hizo Akame al ver cómo el estrecho pasillo discurría cada vez más hacia abajo fue indicarle a su guía —que, paradójicamente, caminaba detrás suyo— que se detuviese. Ya habían tenido una mala experiencia en la falsa sala principal, y allí abajo cualquier tipo de trampa sería mucho más mortífera. El pasillo era apenas suficientemente alto para que no tuvieran que agacharse, y tan ancho como para que cupieran ambos uno al lado del otro, pero no más.
—Espera. Voy a comprobar algo primero —dijo el de Uzu realizando el sello del Tigre—. Katon, Haijinbunshin no Jutsu.
Acto seguido el Uchiha vomitó una nube de cenizas que acabó por arremolinarse en el cerrado espacio frente a ellos y tomar una forma idéntica a la suya. El Clon de Cenizas avanzó con paso cauto mientras Akame le indicaba a Ralexion que retrocedieran un poco.
«Veamos si hay alguna sorpresa esperándonos en este angosto túnel...»
Apenas el Haijinbunshin hubo caminado una docena de pasos, en el pasadizo retumbó el sonido de un clic —muy parecido al que hiciera antes el mecanismo trampa activado por Ralexion—. El Clon de Cenizas ni siquiera tuvo tiempo de apartarse antes de que de la pared izquierda del pasillo saliera disparada una salva de virotes que le atravesaron de parte a parte a la altura del pecho.
Hubo una deflagración que no llegó a alcanzar a los genin, y luego silencio.
—Ralexion-san... Creo que los arquitectos de este templo no querían que nadie llegase hasta aquí —dijo Akame, contestando de forma tardía a las reflexiones del kusajin.
Bajo la cálida luz del jutsu Katon del Uchiha, ambos se internaron en las profundidades de aquel templo. Lo primero que hizo Akame al ver cómo el estrecho pasillo discurría cada vez más hacia abajo fue indicarle a su guía —que, paradójicamente, caminaba detrás suyo— que se detuviese. Ya habían tenido una mala experiencia en la falsa sala principal, y allí abajo cualquier tipo de trampa sería mucho más mortífera. El pasillo era apenas suficientemente alto para que no tuvieran que agacharse, y tan ancho como para que cupieran ambos uno al lado del otro, pero no más.
—Espera. Voy a comprobar algo primero —dijo el de Uzu realizando el sello del Tigre—. Katon, Haijinbunshin no Jutsu.
Acto seguido el Uchiha vomitó una nube de cenizas que acabó por arremolinarse en el cerrado espacio frente a ellos y tomar una forma idéntica a la suya. El Clon de Cenizas avanzó con paso cauto mientras Akame le indicaba a Ralexion que retrocedieran un poco.
«Veamos si hay alguna sorpresa esperándonos en este angosto túnel...»
Apenas el Haijinbunshin hubo caminado una docena de pasos, en el pasadizo retumbó el sonido de un clic —muy parecido al que hiciera antes el mecanismo trampa activado por Ralexion—. El Clon de Cenizas ni siquiera tuvo tiempo de apartarse antes de que de la pared izquierda del pasillo saliera disparada una salva de virotes que le atravesaron de parte a parte a la altura del pecho.
Hubo una deflagración que no llegó a alcanzar a los genin, y luego silencio.
—Ralexion-san... Creo que los arquitectos de este templo no querían que nadie llegase hasta aquí —dijo Akame, contestando de forma tardía a las reflexiones del kusajin.