23/12/2017, 17:22
Nada más responder Koko, Datsue abrió la boca, cayendo en la cuenta finalmente de a lo que se refería. El sharingan. Uno de los dōjutsus más codiciados de toda Oonindo, y el secreto más valioso del clan. La kunoichi se lo había preguntado haría cosa de dos meses, y por lo que veía, todavía no había saciado su curiosidad.
—Pero tía, ¿qué quieres? ¿Que revelemos uno de los secretos más valiosos de nuestro clan al primero que pregunte? —inquirió, y pese a lo abrupto de sus palabras, imprimió un tono de voz amable en ellas—. De hacerlo así dejaría de ser secreto, y perderíamos el factor sorpresa. Pasa con todos los clanes. Tampoco tú andas contando cosas sobre tus habilidades, imagino. —Bien era cierto que, siendo ellos pareja, se presuponía cierta confianza para esas cosas. Una concesión que el Uchiha se lo guardó para sí. Criticar a su Hermano estaba feo, y más si era con su actual novia.
»Lo único que debes saber —Datsue se jugaba un riñón a que Akame le había dicho la misma tontería que él estaba a punto de decirle ahora—: es que si te cruzas con un Uchiha con el tres aspas, y te encuentras sola… huye.
«¿Un riñón? ¡Me apuesto los dos!», pensó, sin poder evitar imaginarse a su Hermano recitando aquellas mismas palabras, pero con un tono de orgullo y convencimiento mucho mayor. Sonrió, divertido. Le gustaba picar a Koko de vez en cuando. Lo malo era que, había aprendido por las malas, debía cuidarse de su lariat. Realmente, Datsue no estaba ni de acuerdo ni en desacuerdo con aquella afirmación sobre Uchihas. El tres aspas tan solo indicaba que tu rival era un ninja experimentado, y no un genin primerizo. Un dato de lo más valioso, pero él que poseía los tres tomoe, no se sentía, ni de lejos, invencible.
Sus ojos pasaron de la espalda de ella al suelo, al captar movimiento. Una sombra. Alzó la mirada, y distinguió una enorme ave en lo alto. Por la forma de las alas y la cabeza, parecía un buitre. Un buitre anormalmente grande, que volaba en círculos.
«Qué cojones… Es impresión mía o… ¿vuela alrededor nuestra?». Tragó saliva. Aquello era un mal presagio.
—Pero tía, ¿qué quieres? ¿Que revelemos uno de los secretos más valiosos de nuestro clan al primero que pregunte? —inquirió, y pese a lo abrupto de sus palabras, imprimió un tono de voz amable en ellas—. De hacerlo así dejaría de ser secreto, y perderíamos el factor sorpresa. Pasa con todos los clanes. Tampoco tú andas contando cosas sobre tus habilidades, imagino. —Bien era cierto que, siendo ellos pareja, se presuponía cierta confianza para esas cosas. Una concesión que el Uchiha se lo guardó para sí. Criticar a su Hermano estaba feo, y más si era con su actual novia.
»Lo único que debes saber —Datsue se jugaba un riñón a que Akame le había dicho la misma tontería que él estaba a punto de decirle ahora—: es que si te cruzas con un Uchiha con el tres aspas, y te encuentras sola… huye.
«¿Un riñón? ¡Me apuesto los dos!», pensó, sin poder evitar imaginarse a su Hermano recitando aquellas mismas palabras, pero con un tono de orgullo y convencimiento mucho mayor. Sonrió, divertido. Le gustaba picar a Koko de vez en cuando. Lo malo era que, había aprendido por las malas, debía cuidarse de su lariat. Realmente, Datsue no estaba ni de acuerdo ni en desacuerdo con aquella afirmación sobre Uchihas. El tres aspas tan solo indicaba que tu rival era un ninja experimentado, y no un genin primerizo. Un dato de lo más valioso, pero él que poseía los tres tomoe, no se sentía, ni de lejos, invencible.
Sus ojos pasaron de la espalda de ella al suelo, al captar movimiento. Una sombra. Alzó la mirada, y distinguió una enorme ave en lo alto. Por la forma de las alas y la cabeza, parecía un buitre. Un buitre anormalmente grande, que volaba en círculos.
«Qué cojones… Es impresión mía o… ¿vuela alrededor nuestra?». Tragó saliva. Aquello era un mal presagio.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado