23/12/2017, 19:43
La galería era exactamente lo que esperaba: angosta, tétrica, y a efectos prácticos una trampa mortal, teniendo en cuenta lo sencillo que sería aplastarlos, empalarlos u otros actos igual de desagradables en un espacio tan reducido. Con sus miedos prácticamente confirmados y sin poder llevar a cabo "estratagemas" como la que había empleado con el ídolo —el cual lamentaba haber dejado atrás por fuerza mayor—, poco podía hacer aparte de esperar que Akame tuviera otros ases en la manga.
Y así fue: frente a la mirada de Ralexion, atestada de admiración, su congénere le indicó que contuviera su avance y llevó a cabo una técnica flamígera con la que generó una copia de sí mismo. El Akame señuelo se internó en las entrañas del pasadizo para darse de bruces con una desagradable sorpresa.
—Ralexion-san... Creo que los arquitectos de este templo no querían que nadie llegase hasta aquí —le dijo su acompañante de una manera que al kusajin le resultó ácida.
—Supongo que era mucho pedir que esto no estuviera de trampas hasta las trancas —bufó—. No quiero imponer sobre tu reserva de chakra, pero supongo que el mejor curso de acción sería dejar que tus copias vayan delante y que... nos limpien el camino.
Una sugerencia, quizás, cruel. Pero no eran cuerpos reales, no se trataba del auténtico Akame.
Y así fue: frente a la mirada de Ralexion, atestada de admiración, su congénere le indicó que contuviera su avance y llevó a cabo una técnica flamígera con la que generó una copia de sí mismo. El Akame señuelo se internó en las entrañas del pasadizo para darse de bruces con una desagradable sorpresa.
—Ralexion-san... Creo que los arquitectos de este templo no querían que nadie llegase hasta aquí —le dijo su acompañante de una manera que al kusajin le resultó ácida.
—Supongo que era mucho pedir que esto no estuviera de trampas hasta las trancas —bufó—. No quiero imponer sobre tu reserva de chakra, pero supongo que el mejor curso de acción sería dejar que tus copias vayan delante y que... nos limpien el camino.
Una sugerencia, quizás, cruel. Pero no eran cuerpos reales, no se trataba del auténtico Akame.