24/12/2017, 00:10
(Última modificación: 24/12/2017, 00:11 por Uchiha Datsue.)
Koko estaba demasiado confusa y turbada como para hacer caso al grito de advertencia que el Uchiha le había hecho a través del saimingan, y trató de quitarle la cinta adhesiva. Un fuerte tirón bastó, arrancando un gemido de su compañero, quién trató, esta vez, de advertirla a viva voz.
Pero fue demasiado tarde. Cuando los dos se quisieron dar cuenta, la misma mano que había sepultado al Uchiha apresó a la kunoichi también, engulléndola bajo tierra de un súbito tirón. Ella, rápida de mente, quiso levantar una mano. Un movimiento inteligente… pero demasiado lento. Su punto fuerte, desde luego, no era la agilidad.
—¡Mierda! —rugió Datsue, al ver como sus esperanzas quedaban sepultadas igual que él—. ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! —siguió gritando, mientras movía la cabeza de un lado a otro, intentando inútilmente salir de allí. Pero la dura tierra que le envolvía no cedía ni un milímetro a sus forcejeos—. Jodeeeer… Joder, joder, joder.
Datsue todavía no se creía lo que estaba sucediendo. Lo sentía como irreal, como ficticio. Hacía tan solo un momento estaban discutiendo sobre banalidades, y al instante después se encontraba enterrado bajo tierra. Cómo habían llegado hasta allí, era algo que el Uchiha todavía trataba de comprender.
Koko, cuya cabeza estaba frente a la suya, fue la primera en verlo: un hombre emergiendo desde la tierra, tras la cabeza de Datsue, quien no podía verlo desde su posición. Un hombre alto, tanto o más que su hermano Hideo, de brazos gruesos como troncos, barriga incipiente, y cabeza afeitada. Le dio una patada en la sien a Datsue.
—Cállate —escupió, con voz ronca. Le envolvía una capa de piel de oso, y tenía las cejas pobladas y gruesas, unidas por un leve entrecejo. Se agachó un momento y volvió a colocar el saco sobre la cabeza de Datsue, quien gimió por lo bajo. Un segundo golpe, esta vez con una de las manotazas del desconocido, le hizo entender que mejor obedecía—. Tu amigo —dijo, mirando a Koko con unos ojos oscuros y profundos—, no calla.
Se metió dos dedos en la boca, y emitió un fuerte silbido.
Pero fue demasiado tarde. Cuando los dos se quisieron dar cuenta, la misma mano que había sepultado al Uchiha apresó a la kunoichi también, engulléndola bajo tierra de un súbito tirón. Ella, rápida de mente, quiso levantar una mano. Un movimiento inteligente… pero demasiado lento. Su punto fuerte, desde luego, no era la agilidad.
—¡Mierda! —rugió Datsue, al ver como sus esperanzas quedaban sepultadas igual que él—. ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! —siguió gritando, mientras movía la cabeza de un lado a otro, intentando inútilmente salir de allí. Pero la dura tierra que le envolvía no cedía ni un milímetro a sus forcejeos—. Jodeeeer… Joder, joder, joder.
Datsue todavía no se creía lo que estaba sucediendo. Lo sentía como irreal, como ficticio. Hacía tan solo un momento estaban discutiendo sobre banalidades, y al instante después se encontraba enterrado bajo tierra. Cómo habían llegado hasta allí, era algo que el Uchiha todavía trataba de comprender.
Koko, cuya cabeza estaba frente a la suya, fue la primera en verlo: un hombre emergiendo desde la tierra, tras la cabeza de Datsue, quien no podía verlo desde su posición. Un hombre alto, tanto o más que su hermano Hideo, de brazos gruesos como troncos, barriga incipiente, y cabeza afeitada. Le dio una patada en la sien a Datsue.
—Cállate —escupió, con voz ronca. Le envolvía una capa de piel de oso, y tenía las cejas pobladas y gruesas, unidas por un leve entrecejo. Se agachó un momento y volvió a colocar el saco sobre la cabeza de Datsue, quien gimió por lo bajo. Un segundo golpe, esta vez con una de las manotazas del desconocido, le hizo entender que mejor obedecía—. Tu amigo —dijo, mirando a Koko con unos ojos oscuros y profundos—, no calla.
Se metió dos dedos en la boca, y emitió un fuerte silbido.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado