26/12/2017, 03:35
La mujer de ojos color avellana asintió ante sus palabras, mientras daba por concluida la herida de la sien. Ahora tocaba lo más grave, una fractura que ya había intuido desde el primer momento en que buceó en los recuerdos de Katame, al ver el característico abrazo de Kuma sobre ella.
—Respira hondo —le ordenó. De hacerlo, Koko sentiría un dolor agudo en las costillas. Un dolor al que ya empezaba a acostumbrarse, pero que seguía haciéndole apretar los dientes—. ¿Duele?
La mujer apoyó la mano sobre el esternón de Koko, y apretó, arrancando un aullido a la kunoichi.
—Ya veo, ya veo —murmuró, más para sí misma que para ella—. Aguárdame aquí un momento, ¿quieres? —pidió con amabilidad, como si Koko no estuviese esposada y tuviese la posibilidad de irse a algún lado.
Desapareció tras las rejas, y tardó un par de minutos en volver. Entretanto, la kunoichi tuvo tiempo de examinar mejor dónde se encontraba. Estaba muy oscuro —su habitáculo no tenía ventana alguna—, y apenas podía distinguir nada tras las rejas. Solo un espacio abierto, como si estuviese en el interior de alguna cueva. También se dio cuenta que no llevaba ninguna de sus pertenencias: ni portaobjetos; ni ninjatōs; ni sus kunais en sus respectivos mecanismos ocultos. Tan solo la bandana que la acreditaba como kunoichi de Uzushiogakure, todavía anundada a su cintura.
—Veamos —dijo la bandida, al volver. Tenía una especie de linterna en la mano, cuya luz parpadeó un par de veces hasta apagarse. Chasqueó la lengua, y le dio unas palmadas fuertes—. Jodidos amenios. Se jactan de ser los mejores con estos trastos, pero la mitad de sus baterías no funcionan —¡Plaf, plaf, plaf! La linterna volvió a alumbrar—. Ahora.
Enfocó el torso de Koko con ella, y le bajó el top con una mano. Luego frunció los labios, al ver que llevaba un bañador por debajo. No había forma de quitarlo sin…
—Lo siento, cariño, pero no pienso quitarte las esposas. —No le quedó más remedio que tomar la segunda opción, que era cortarle ambos tirantes de un fuerte tirón. Ahora, desnuda de torso para arriba, enfocó con la linterna a sus costillas—. Hmm… ya veo.
Koko sintió los dedos fríos pero suaves de la mujer recorriendo sus costillas. En un momento dado, su contacto le dolió más de lo normal, y fue allí donde se detuvo. Una nueva masa verdosa cubrió la mano de la mujer, que se posó sobre el moratón que había localizado.
—¿Y qué me dices de esos rumores? Los… Hermanos del Desierto —continuó, interrogándola—. La primera vez que lo oí me pareció de lo más pretencioso, pero ahora… la verdad que el apodo tiene su encanto. ¿Es cierto? ¿Zoku selló un bijuu en dos gennin?
Esbozó una pequeña sonrisa antes de agregar:
—¿Están buenos?
—Respira hondo —le ordenó. De hacerlo, Koko sentiría un dolor agudo en las costillas. Un dolor al que ya empezaba a acostumbrarse, pero que seguía haciéndole apretar los dientes—. ¿Duele?
La mujer apoyó la mano sobre el esternón de Koko, y apretó, arrancando un aullido a la kunoichi.
—Ya veo, ya veo —murmuró, más para sí misma que para ella—. Aguárdame aquí un momento, ¿quieres? —pidió con amabilidad, como si Koko no estuviese esposada y tuviese la posibilidad de irse a algún lado.
Desapareció tras las rejas, y tardó un par de minutos en volver. Entretanto, la kunoichi tuvo tiempo de examinar mejor dónde se encontraba. Estaba muy oscuro —su habitáculo no tenía ventana alguna—, y apenas podía distinguir nada tras las rejas. Solo un espacio abierto, como si estuviese en el interior de alguna cueva. También se dio cuenta que no llevaba ninguna de sus pertenencias: ni portaobjetos; ni ninjatōs; ni sus kunais en sus respectivos mecanismos ocultos. Tan solo la bandana que la acreditaba como kunoichi de Uzushiogakure, todavía anundada a su cintura.
—Veamos —dijo la bandida, al volver. Tenía una especie de linterna en la mano, cuya luz parpadeó un par de veces hasta apagarse. Chasqueó la lengua, y le dio unas palmadas fuertes—. Jodidos amenios. Se jactan de ser los mejores con estos trastos, pero la mitad de sus baterías no funcionan —¡Plaf, plaf, plaf! La linterna volvió a alumbrar—. Ahora.
Enfocó el torso de Koko con ella, y le bajó el top con una mano. Luego frunció los labios, al ver que llevaba un bañador por debajo. No había forma de quitarlo sin…
—Lo siento, cariño, pero no pienso quitarte las esposas. —No le quedó más remedio que tomar la segunda opción, que era cortarle ambos tirantes de un fuerte tirón. Ahora, desnuda de torso para arriba, enfocó con la linterna a sus costillas—. Hmm… ya veo.
Koko sintió los dedos fríos pero suaves de la mujer recorriendo sus costillas. En un momento dado, su contacto le dolió más de lo normal, y fue allí donde se detuvo. Una nueva masa verdosa cubrió la mano de la mujer, que se posó sobre el moratón que había localizado.
—¿Y qué me dices de esos rumores? Los… Hermanos del Desierto —continuó, interrogándola—. La primera vez que lo oí me pareció de lo más pretencioso, pero ahora… la verdad que el apodo tiene su encanto. ¿Es cierto? ¿Zoku selló un bijuu en dos gennin?
Esbozó una pequeña sonrisa antes de agregar:
—¿Están buenos?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado