26/12/2017, 06:03
(Última modificación: 26/12/2017, 06:05 por Uchiha Datsue.)
—No me las des —dijo con voz seria—. Todavía.
»Y puedes llamarme Yume.
Nada más decir su nombre, la mujer desapareció entre una nube de humo. Seguramente, era otro clon.
Koko fue abandonada a su suerte, sin decirle qué harían con ella, ni cuánto tiempo la mantendrían presa. Eso, si es que alguna vez pensaban liberarla. Ahora que la luz de la linterna se había ido, volvió a sumirse en una oscuridad casi total. Apenas lograba distinguir los barrotes de su celda, y pese a que intuía que tras estos había un espacio abierto, no era capaz de ver nada más.
Los segundos se convirtieron en minutos. Los minutos, en horas. Quizá, no habían pasado más de una o dos, pero a la kunoichi le habían parecido una eternidad. Con el tiempo, eso sí, su oído fue acostumbrándose al silencio… y empezó a captar sonidos muy sutiles. Oía una especie de murmullo, lejano pero continuo. Era como el sonido que provocaba el agua en un rápido, aunque a la vez ligeramente distinto.
En un momento dado, notó algo. Un suave cosquilleo en su pie descalzo, en su espalda… ahora en su cuello. Más tarde, en su brazo derecho. Sus ojos, acostumbrados ya a la oscuridad, pudieron captar algo moviéndose por su piel. Una araña, que continuó su curso hasta llegar a una de sus muñecas.
De pronto percibió algo. Al principio, creyó que habían sido imaginaciones suyas, que le habían engañado sus ojos. Pero, tras unos momentos, ahí volvía a estar. Una mancha. Un dibujo que no era capaz de distinguir con aquella oscuridad, pero que indudablemente se formaba en la palma de su mano. Solo la palma de su mano derecha. Desaparecía. Volvía a aparecer tras unos minutos. Y así continuamente.
En una de esas ocasiones, la puerta de su celda se abrió.
—Bebe. —Era Yume, con una cantimplora entre sus manos. Se la puso en la boca y lo inclinó, quizá con demasiada altura, haciendo que se derramase parte del agua.
»Y puedes llamarme Yume.
Nada más decir su nombre, la mujer desapareció entre una nube de humo. Seguramente, era otro clon.
Koko fue abandonada a su suerte, sin decirle qué harían con ella, ni cuánto tiempo la mantendrían presa. Eso, si es que alguna vez pensaban liberarla. Ahora que la luz de la linterna se había ido, volvió a sumirse en una oscuridad casi total. Apenas lograba distinguir los barrotes de su celda, y pese a que intuía que tras estos había un espacio abierto, no era capaz de ver nada más.
Los segundos se convirtieron en minutos. Los minutos, en horas. Quizá, no habían pasado más de una o dos, pero a la kunoichi le habían parecido una eternidad. Con el tiempo, eso sí, su oído fue acostumbrándose al silencio… y empezó a captar sonidos muy sutiles. Oía una especie de murmullo, lejano pero continuo. Era como el sonido que provocaba el agua en un rápido, aunque a la vez ligeramente distinto.
En un momento dado, notó algo. Un suave cosquilleo en su pie descalzo, en su espalda… ahora en su cuello. Más tarde, en su brazo derecho. Sus ojos, acostumbrados ya a la oscuridad, pudieron captar algo moviéndose por su piel. Una araña, que continuó su curso hasta llegar a una de sus muñecas.
De pronto percibió algo. Al principio, creyó que habían sido imaginaciones suyas, que le habían engañado sus ojos. Pero, tras unos momentos, ahí volvía a estar. Una mancha. Un dibujo que no era capaz de distinguir con aquella oscuridad, pero que indudablemente se formaba en la palma de su mano. Solo la palma de su mano derecha. Desaparecía. Volvía a aparecer tras unos minutos. Y así continuamente.
En una de esas ocasiones, la puerta de su celda se abrió.
—Bebe. —Era Yume, con una cantimplora entre sus manos. Se la puso en la boca y lo inclinó, quizá con demasiada altura, haciendo que se derramase parte del agua.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado