26/12/2017, 06:43
(Última modificación: 26/12/2017, 06:46 por Uchiha Datsue.)
En esta ocasión, Koko notó algo más en Yume. Algo que no se había dado cuenta la última vez, quizá porque no lo tuviese, o quizá porque sus ojos todavía no estaban lo suficientemente acostumbrados a la oscuridad.
Un manojo de llaves, colgando del cinturón de Yume.
La exkunoichi de Uzu no agregó nada más. Tras dar de beber a Koko, salió por la puerta y la cerró tras de sí, aunque sin echar la llave. Quizá porque no tenía la llave de esa puerta, o quizá, simplemente, porque no lo creía necesario.
Esta vez, como Yume no desapareció entre una nube de humo —seguramente porque ésta era la verdadera—, pudo oír sus pasos. Cuatro, cinco, seis, siete, contó Koko, hasta que el sonido de las pisadas cambió ligeramente. En vez de roca, parecía estar pisando cemento listo, y el sonido fue elevándose, como si estuviese subiendo. Oyó un par de pisadas más, y tras unos largos segundos, el chirrido de unas bisagras oxidadas.
Y entonces llegó el silencio. Y, tras un rato, su oído logró captar de nuevo el suave murmullo que había estado escuchando hasta entonces. Así, pasó el rato. Quizá entreteniéndose también con su mano, en la que seguía apareciendo la extraña mancha de cuando en cuando.
No supo decir exactamente cuánto tiempo había pasado, pero de pronto un grito la sorprendió. Un chillido aterrador. Un aullido de puro dolor. Oyó de nuevo el chirrido de unas bisagras moviéndose. Pasos desde arriba, esta vez más rápidos y precipitados. Nuevos gritos, por un momento mucho más claros. A Koko le pareció reconocer la voz de Katame en ellos. Y luego…
… nuevamente silencio.
Habían pasado horas, y la oscuridad ahora era total. Ni siquiera era capaz de distinguir los barrotes de su celda. Sin embargo, su oído captaba hasta el mínimo ruido, por insignificante que fuese. Fue por eso que, pese al cansancio, su mente despertó cuando oyó unos pasos.
Provenían del lado contrario por el que Yume se había ido. Avanzaban. Se detenían. Volvían a avanzar. Entonces empezó a captar algo más. Una luz tenue y temblorosa, anaranjada. La luz se fue acercando, poco a poco. Distinguió una sombra tras ella. Una figura enorme.
Tres, cuatro, cinco. Los pasos de la figura se acercaban cada vez más. La antorcha emitió un sonido metálico al rozar los barrotes de su celda, y el fuego iluminó las facciones del que lo sujetaba. Una frente exageradamente prominente. Unas cejas pobladas, con entrecejo. Una barba descuidada. Unos ojos negros como el corazón de Izanami.
Era Kuma. Y la miraba con una expresión indescifrable.
Un manojo de llaves, colgando del cinturón de Yume.
La exkunoichi de Uzu no agregó nada más. Tras dar de beber a Koko, salió por la puerta y la cerró tras de sí, aunque sin echar la llave. Quizá porque no tenía la llave de esa puerta, o quizá, simplemente, porque no lo creía necesario.
Esta vez, como Yume no desapareció entre una nube de humo —seguramente porque ésta era la verdadera—, pudo oír sus pasos. Cuatro, cinco, seis, siete, contó Koko, hasta que el sonido de las pisadas cambió ligeramente. En vez de roca, parecía estar pisando cemento listo, y el sonido fue elevándose, como si estuviese subiendo. Oyó un par de pisadas más, y tras unos largos segundos, el chirrido de unas bisagras oxidadas.
Y entonces llegó el silencio. Y, tras un rato, su oído logró captar de nuevo el suave murmullo que había estado escuchando hasta entonces. Así, pasó el rato. Quizá entreteniéndose también con su mano, en la que seguía apareciendo la extraña mancha de cuando en cuando.
No supo decir exactamente cuánto tiempo había pasado, pero de pronto un grito la sorprendió. Un chillido aterrador. Un aullido de puro dolor. Oyó de nuevo el chirrido de unas bisagras moviéndose. Pasos desde arriba, esta vez más rápidos y precipitados. Nuevos gritos, por un momento mucho más claros. A Koko le pareció reconocer la voz de Katame en ellos. Y luego…
… nuevamente silencio.
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Habían pasado horas, y la oscuridad ahora era total. Ni siquiera era capaz de distinguir los barrotes de su celda. Sin embargo, su oído captaba hasta el mínimo ruido, por insignificante que fuese. Fue por eso que, pese al cansancio, su mente despertó cuando oyó unos pasos.
Provenían del lado contrario por el que Yume se había ido. Avanzaban. Se detenían. Volvían a avanzar. Entonces empezó a captar algo más. Una luz tenue y temblorosa, anaranjada. La luz se fue acercando, poco a poco. Distinguió una sombra tras ella. Una figura enorme.
Tres, cuatro, cinco. Los pasos de la figura se acercaban cada vez más. La antorcha emitió un sonido metálico al rozar los barrotes de su celda, y el fuego iluminó las facciones del que lo sujetaba. Una frente exageradamente prominente. Unas cejas pobladas, con entrecejo. Una barba descuidada. Unos ojos negros como el corazón de Izanami.
Era Kuma. Y la miraba con una expresión indescifrable.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado