26/12/2017, 06:54
No había nada que pudiera hacer para pasar el rato más que aburrirse y tratar de seguir viva luego de lo que Yume le había dejado para subsistir. Agua en el estómago.
No había nada que le sirviese para calentarse, estaba descalza, no tenía su capa encima ni nada para resguardarse del frío pero al cabo de un buen rato se fue acostumbrando al igual que al dolor de las costillas. Ni quejarse podía, o más bien, podía, pero no tenía sentido hacerlo ya que nadie la escucharía.
Aunque en el silencio que se hizo en su pequeña prisión pudo escuchar unas cosas de lo más peculiares.
Entre otras cosas descubrió que no muy lejos de su posición el suelo cambiaba por algo liso, de piedra o cemento tal vez, pero era liso y no algo irregular como las rocas sobre las cuales ella se encontraba.
Otra cosa interesante sería que alguien estaba o mutilando a Katame, o tratándole las heridas que ella le había hecho, aunque sin ningún tipo de anestesia o similares lo que llamaba la atención de la kunoichi ya que aquella mujer que la había estado cuidando sabe de medicina. Pero bueno, no es asunto suyo.
Y lo último que aprendió, al cabo de unas cuantas horas fue que… Kuma no estaba para nada feliz, pero lo tenía delante como para pedirle disculpas.
¿O no? Nah, Koko no iba a disculparse con un bandido que le había roto las costillas. Tampoco lo haría con Katame que insistió en que la matasen así que en lugar de decir nada al respecto, la rubia se quedó perpleja mirando fijamente al espantoso mastodonte que tenía delante suyo…
Otra cosa de lo más curiosa sería que ahora mismo, las palabras de la bandida comenzaron a resonar por la cabeza de la Kageyama, esas sobre que… ser atractiva es malo. «Mi-er-da »dijo en su cabeza, y en cualquier caso, si no se refería a Kuma seguramente este maldito la haría sufrir de alguna otra manera. Y Datsue… definitivamente la había dejado a su suerte. «¿Y por qué mierda no me sorprende? Si hasta le he dado la idea de que lo haga. »
No había nada que le sirviese para calentarse, estaba descalza, no tenía su capa encima ni nada para resguardarse del frío pero al cabo de un buen rato se fue acostumbrando al igual que al dolor de las costillas. Ni quejarse podía, o más bien, podía, pero no tenía sentido hacerlo ya que nadie la escucharía.
Aunque en el silencio que se hizo en su pequeña prisión pudo escuchar unas cosas de lo más peculiares.
Entre otras cosas descubrió que no muy lejos de su posición el suelo cambiaba por algo liso, de piedra o cemento tal vez, pero era liso y no algo irregular como las rocas sobre las cuales ella se encontraba.
Otra cosa interesante sería que alguien estaba o mutilando a Katame, o tratándole las heridas que ella le había hecho, aunque sin ningún tipo de anestesia o similares lo que llamaba la atención de la kunoichi ya que aquella mujer que la había estado cuidando sabe de medicina. Pero bueno, no es asunto suyo.
Y lo último que aprendió, al cabo de unas cuantas horas fue que… Kuma no estaba para nada feliz, pero lo tenía delante como para pedirle disculpas.
¿O no? Nah, Koko no iba a disculparse con un bandido que le había roto las costillas. Tampoco lo haría con Katame que insistió en que la matasen así que en lugar de decir nada al respecto, la rubia se quedó perpleja mirando fijamente al espantoso mastodonte que tenía delante suyo…
Otra cosa de lo más curiosa sería que ahora mismo, las palabras de la bandida comenzaron a resonar por la cabeza de la Kageyama, esas sobre que… ser atractiva es malo. «Mi-er-da »dijo en su cabeza, y en cualquier caso, si no se refería a Kuma seguramente este maldito la haría sufrir de alguna otra manera. Y Datsue… definitivamente la había dejado a su suerte. «¿Y por qué mierda no me sorprende? Si hasta le he dado la idea de que lo haga. »