26/12/2017, 22:39
La luz de la antorcha tintaba el rostro de Kuma de un tono anaranjado, y las llamas bailaban en sus ojos como si su espíritu hubiese sido poseído por el mismísimo Amaterasu. Su manaza se posó en la puerta de su celda. Esta cedió, y entonces…
—¡¡¡KUMAAA!!! —El chillido de Yume rebotó por las paredes transformándose en un eco fantasmagórico. Era el grito de Izanami cuando su esposo entró a verla al Yomi. Incluso el propio Kuma pareció dar un respingo entre la oscuridad—. ¡Maldito cabeza hueca estúpido, ¿qué os dije?!
Las llamas de la antorcha formaron un semi círculo, a la vez que Kuma se giraba, ofreciendo el perfil a Koko.
—Nada de sorpresas. Nada de improvisaciones. —A medida que hablaba, su voz iba sonando más clara y cercana—. Cazar algo que se le pueda hincar el diente y volver. ¿Y qué hacéis vosotros? ¿¡Qué hacéis vosotros!? —La silueta de Yume apareció tras las barras. Resopló—. ¿Dónde coño está el Uchiha?
Kuma tardó unos segundos en responder.
—Escapó.
Yume soltó un exabrupto por la boca.
—¡Fantástico! Oye, de verdad, ¡fantástico! —le estaba aplaudiendo en la cara—. Nos quedan seis días hasta que el crío vuelva a su nido. Como si no fuese suficiente tener al Dragón Rojo pegado a nuestros culos, ¡ahora también a Uzu! —Yume estaba eléctrica como un rayo, y parecía estar conteniéndose para no descargar su puño en la narizota de Kuma—. ¿Y qué coño vamos a hacer ahora con las armas?
Silencio.
—No sé.
—¡Pues claro que no lo sabes, joder! ¡Aquí nadie sabe nada! ¿Estás herido? —Kuma negó con la cabeza—. Entonces, voy a avisar a Zaide —giró sobre sus talones como un torbellino, dando media vuelta—. A ver qué coño hacemos ahora.
Sus pasos, tremendos pisotones que amenazaban con provocar un terremoto, replicaron la secuencia que Koko ya se conocía de sobra. Cinco, seis, siete. Ahora pisaba suelo liso, y se elevaba. Nuevas pisadas, pero cuando llegaba el turno del característico sonido de unas bisagras oxidadas, no llegó. En su lugar, las pisadas continuaron, alejándose, hasta que ya no fue capaz de distinguir ningún sonido más.
Kuma, mientras tanto, se había quedado clavado en el sitio, observando entre la negrura. Tras un rato, Koko pudo apreciar como se ajustaba los pantalones. Sus ojos, una sombra en la oscuridad, volvieron a fijarse en ella. Lo sabía más por intuición que porque lo percibiese con la vista. Esta vez sí, su mano abrió la puerta.
Se plantó frente a ella, recorriéndola con la mirada. Sus muñecas, su cara, su torso, sus piernas y sus pies descalzos. Luego, tiró la antorcha al suelo, y tapó la boca a Koko con una de sus manos, en un mutismo perturbador. La otra mano, mientras, se la llevó a su propia entrepierna…
—¡¡¡KUMAAA!!! —El chillido de Yume rebotó por las paredes transformándose en un eco fantasmagórico. Era el grito de Izanami cuando su esposo entró a verla al Yomi. Incluso el propio Kuma pareció dar un respingo entre la oscuridad—. ¡Maldito cabeza hueca estúpido, ¿qué os dije?!
Las llamas de la antorcha formaron un semi círculo, a la vez que Kuma se giraba, ofreciendo el perfil a Koko.
—Nada de sorpresas. Nada de improvisaciones. —A medida que hablaba, su voz iba sonando más clara y cercana—. Cazar algo que se le pueda hincar el diente y volver. ¿Y qué hacéis vosotros? ¿¡Qué hacéis vosotros!? —La silueta de Yume apareció tras las barras. Resopló—. ¿Dónde coño está el Uchiha?
Kuma tardó unos segundos en responder.
—Escapó.
Yume soltó un exabrupto por la boca.
—¡Fantástico! Oye, de verdad, ¡fantástico! —le estaba aplaudiendo en la cara—. Nos quedan seis días hasta que el crío vuelva a su nido. Como si no fuese suficiente tener al Dragón Rojo pegado a nuestros culos, ¡ahora también a Uzu! —Yume estaba eléctrica como un rayo, y parecía estar conteniéndose para no descargar su puño en la narizota de Kuma—. ¿Y qué coño vamos a hacer ahora con las armas?
Silencio.
—No sé.
—¡Pues claro que no lo sabes, joder! ¡Aquí nadie sabe nada! ¿Estás herido? —Kuma negó con la cabeza—. Entonces, voy a avisar a Zaide —giró sobre sus talones como un torbellino, dando media vuelta—. A ver qué coño hacemos ahora.
Sus pasos, tremendos pisotones que amenazaban con provocar un terremoto, replicaron la secuencia que Koko ya se conocía de sobra. Cinco, seis, siete. Ahora pisaba suelo liso, y se elevaba. Nuevas pisadas, pero cuando llegaba el turno del característico sonido de unas bisagras oxidadas, no llegó. En su lugar, las pisadas continuaron, alejándose, hasta que ya no fue capaz de distinguir ningún sonido más.
Kuma, mientras tanto, se había quedado clavado en el sitio, observando entre la negrura. Tras un rato, Koko pudo apreciar como se ajustaba los pantalones. Sus ojos, una sombra en la oscuridad, volvieron a fijarse en ella. Lo sabía más por intuición que porque lo percibiese con la vista. Esta vez sí, su mano abrió la puerta.
Se plantó frente a ella, recorriéndola con la mirada. Sus muñecas, su cara, su torso, sus piernas y sus pies descalzos. Luego, tiró la antorcha al suelo, y tapó la boca a Koko con una de sus manos, en un mutismo perturbador. La otra mano, mientras, se la llevó a su propia entrepierna…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado