28/12/2017, 04:44
Tuvo un breve momento de pánico, en el que se quedó paralizado sin saber qué hacer. «Lo que mejor se te da: engañar», se obligó a reaccionar, formando los sellos del Henge no Jutsu. Echó un último vistazo a Koko para asegurarse que seguía con las muñecas esposadas y salió de la celda, justo a tiempo para ver a Katame en lo alto del pasillo semiabierto.
Se encontraba en un escenario bastante amplio y grande. Una cueva, oculta tras una cascada, que parecía haber servido bien a todo tipo de bandidos. Aparte de la celda de Koko, había varias más pegadas a ella, que aquel grupo usaba para almacenar las armas robadas. A continuación, llegaban unas escaleras de piedra lisa, que conducían a un pasillo abierto por el lateral con más puertas, usadas por ellos como habitaciones. En el amplio espacio vacío de la caverna, más armas. O, mejor dicho, pergaminos. Pergaminos con armas selladas, supuestamente, que se amontonaban formando montañas y montañas de ellos.
Según Kuma, aquel había sido el mayor atraco perpetrado de la historia. Una gesta inalcanzable para casi cualquier ladrón de Oonindo, y, a su vez, una maldición. Porque desde que habían robado las armas, aquel grupo se había ido desintegrando poco a poco, hasta quedar reducido a cuatro. «A tres, en realidad, solo que ellos todavía no lo saben».
—¡Kuma!
Datsue —Kuma—, se quedó en silencio. Así hacía siempre que no sabía qué decir. No quería arriesgarse a meter la pata, y por lo que había podido averiguar —cuando tras derrotar a Kuma en combate le había amenazado con cortarle los huevos si no respondía a sus preguntas—, Kuma no era de hablar mucho, cosa que le venía como anillo al dedo.
El shinobi de Shinogi-to —Kuma le había dicho que era su ciudad natal—, descendió por las escaleras con paso lento, apretando los dientes cada vez que apoyaba un pie y sus brazos se movían por la inercia. Tenía los hombros vendados, y pese a que Yume había hecho lo posible por curarle, todavía no estaba al cien por cien. De hecho, ni siquiera parecía poder moverlos. Al parecer, según le había contado Yume aquella mañana, el ataque de Koko no solo había devorado carne, sino que también había alcanzado el hueso. Algo que ella no podía regenerar.
—¿Qué haces?
Silencio. Un silencio que aprovechaba para pensar la mejor respuesta.
—Amontonar los pergaminos en mochilas, como ordenó Yume.
—¿Ordenar? —le increpó, con voz crispada—. ¿Desde cuándo es ella la que da órdenes aquí?
«¡Mierda!». Como no sabía qué responder, se quedó callado, mirándolo con la expresión más pétrea que fue capaz de componer.
—¿Sabes quién no da órdenes? —¿Era una pregunta retórica?—. Zaide. —Sí, gracias a los Dioses era una pregunta retórica—. ¡Nuestro famoso líder —empezó a gritar, desviando la mirada hacia las puertas de arriba—poniéndose hasta arriba de omoide mientras a nosotros nos dan por el culo por sus putas decisiones! ¿No te toca los cojones?
Silencio.
—Sí.
Katame frunció el ceño. Dio un paso hacia él, y bajó la voz.
—Cagonmimadre, Kuma. Entonces vota por mí —le espetó, a un palmo de sus narices—. El Código es claro: el actual líder no puede votar por sí mismo. Ahora que nos hemos quedado cuatro, solo necesito el tuyo para hacerme con el mando.
»¿Qué me dices?
Se encontraba en un escenario bastante amplio y grande. Una cueva, oculta tras una cascada, que parecía haber servido bien a todo tipo de bandidos. Aparte de la celda de Koko, había varias más pegadas a ella, que aquel grupo usaba para almacenar las armas robadas. A continuación, llegaban unas escaleras de piedra lisa, que conducían a un pasillo abierto por el lateral con más puertas, usadas por ellos como habitaciones. En el amplio espacio vacío de la caverna, más armas. O, mejor dicho, pergaminos. Pergaminos con armas selladas, supuestamente, que se amontonaban formando montañas y montañas de ellos.
Según Kuma, aquel había sido el mayor atraco perpetrado de la historia. Una gesta inalcanzable para casi cualquier ladrón de Oonindo, y, a su vez, una maldición. Porque desde que habían robado las armas, aquel grupo se había ido desintegrando poco a poco, hasta quedar reducido a cuatro. «A tres, en realidad, solo que ellos todavía no lo saben».
—¡Kuma!
Datsue —Kuma—, se quedó en silencio. Así hacía siempre que no sabía qué decir. No quería arriesgarse a meter la pata, y por lo que había podido averiguar —cuando tras derrotar a Kuma en combate le había amenazado con cortarle los huevos si no respondía a sus preguntas—, Kuma no era de hablar mucho, cosa que le venía como anillo al dedo.
El shinobi de Shinogi-to —Kuma le había dicho que era su ciudad natal—, descendió por las escaleras con paso lento, apretando los dientes cada vez que apoyaba un pie y sus brazos se movían por la inercia. Tenía los hombros vendados, y pese a que Yume había hecho lo posible por curarle, todavía no estaba al cien por cien. De hecho, ni siquiera parecía poder moverlos. Al parecer, según le había contado Yume aquella mañana, el ataque de Koko no solo había devorado carne, sino que también había alcanzado el hueso. Algo que ella no podía regenerar.
—¿Qué haces?
Silencio. Un silencio que aprovechaba para pensar la mejor respuesta.
—Amontonar los pergaminos en mochilas, como ordenó Yume.
—¿Ordenar? —le increpó, con voz crispada—. ¿Desde cuándo es ella la que da órdenes aquí?
«¡Mierda!». Como no sabía qué responder, se quedó callado, mirándolo con la expresión más pétrea que fue capaz de componer.
—¿Sabes quién no da órdenes? —¿Era una pregunta retórica?—. Zaide. —Sí, gracias a los Dioses era una pregunta retórica—. ¡Nuestro famoso líder —empezó a gritar, desviando la mirada hacia las puertas de arriba—poniéndose hasta arriba de omoide mientras a nosotros nos dan por el culo por sus putas decisiones! ¿No te toca los cojones?
Silencio.
—Sí.
Katame frunció el ceño. Dio un paso hacia él, y bajó la voz.
—Cagonmimadre, Kuma. Entonces vota por mí —le espetó, a un palmo de sus narices—. El Código es claro: el actual líder no puede votar por sí mismo. Ahora que nos hemos quedado cuatro, solo necesito el tuyo para hacerme con el mando.
»¿Qué me dices?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado