28/12/2017, 05:26
¿Que qué le decía? ¿Y el qué cojones sabía? Kuma no estaba contento con Zaide, eso se lo había dejado muy clarito. El grupo estaba en su mejor momento, hacía cada vez más dinero y con pocos riesgos, pero la ambición de Zaide no tenía límites. Quería robar a su mejor cliente: el Dragón Rojo, una organización criminal del País del Agua que siempre habían cumplido con su parte del trato. Pagaban por adelanto, en grandes cantidades, y en sus trabajos no solía haber sorpresas ni imprevistos. Era el cliente perfecto.
Un cliente que se había puesto en guerra con otra mafia para hacerse con el control de las drogas en Kasumaki, la capital del país y una de las ciudades donde más droga se movía en toda Oonindo. Por eso habían solicitado un cargamento sin precedentes al Hierro. Un cargamento que jamás llegó a su destino. Cuando se hicieron con el bote, la banda de Zaide estalló en alegría. Aquello les proporcionaría su retiro dorado.
El problema, como siempre, vino después. Las armas estaban marcadas, y nadie se atrevía a comprárselas por temor a futuras represalias. Represalias que, muy pronto, alcanzaron al propio grupo. El Dragón Rojo les fue diezmando, arrinconando cada más. Por mucho que se alejasen, por muy lejos que se fuesen, Dragón Rojo siempre terminaba por encontrarles. Cada vez que se producía una reyerta, escapaban menos de los suyos. Y cada vez escapaban más por un golpe de suerte fortuito que por estar debidamente preparados. Finalmente, los cuatro que quedaban se habían refugiado en las tierras natales de Zaide, esperando hacerles perder el rastro.
En definitiva, sí, Kuma tenía razones de sobra para no querer a Zaide como actual líder. El problema era… que Katame no era su candidato, sino Yume. Así se lo había dicho.
—Yume…
—¡Yume es una zorra que vendió a su Villa porque Zaide le hizo mojarse las bragas! —le espetó sin pudor—. ¿Cómo vamos a confiar en alguien así? Hazme caso, Kuma. Yo soy la mejor opción.
Silencio.
—Piénsalo —le pidió, para luego escupir a un lado—. Y hablando de zorras…
Un cliente que se había puesto en guerra con otra mafia para hacerse con el control de las drogas en Kasumaki, la capital del país y una de las ciudades donde más droga se movía en toda Oonindo. Por eso habían solicitado un cargamento sin precedentes al Hierro. Un cargamento que jamás llegó a su destino. Cuando se hicieron con el bote, la banda de Zaide estalló en alegría. Aquello les proporcionaría su retiro dorado.
El problema, como siempre, vino después. Las armas estaban marcadas, y nadie se atrevía a comprárselas por temor a futuras represalias. Represalias que, muy pronto, alcanzaron al propio grupo. El Dragón Rojo les fue diezmando, arrinconando cada más. Por mucho que se alejasen, por muy lejos que se fuesen, Dragón Rojo siempre terminaba por encontrarles. Cada vez que se producía una reyerta, escapaban menos de los suyos. Y cada vez escapaban más por un golpe de suerte fortuito que por estar debidamente preparados. Finalmente, los cuatro que quedaban se habían refugiado en las tierras natales de Zaide, esperando hacerles perder el rastro.
En definitiva, sí, Kuma tenía razones de sobra para no querer a Zaide como actual líder. El problema era… que Katame no era su candidato, sino Yume. Así se lo había dicho.
—Yume…
—¡Yume es una zorra que vendió a su Villa porque Zaide le hizo mojarse las bragas! —le espetó sin pudor—. ¿Cómo vamos a confiar en alguien así? Hazme caso, Kuma. Yo soy la mejor opción.
Silencio.
—Piénsalo —le pidió, para luego escupir a un lado—. Y hablando de zorras…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado