Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ralexion asintió con una sonrisa que acompañó la carcajada ajena. Después, se cruzó de brazos, estático, observando con semblante avizor las mociones del Uchiha.
La estratagema del uzujin le recordó en rudimentariedad a sus peripecias con el ídolo. Y no es que le pareciese mal, en absoluto, cuando el chakra falla a uno solo le quedan sus propias manos y su ingenio. Akame no estaba haciendo mal uso de ninguno de los dos.
Sin embargo, Ralexion opinó en su fuero interno, sin llegar a expresarlo de puertas hacia fuera, que las medidas de su compañero eran insuficientes como para considerar la sala "limpia". Ergo, como ya había estado haciendo durante la mayoría de aquella odisea, permitió con gracilidad que Akame tomara la vanguardia.
El ya mencionado así hizo, paso a paso, con extremo cuidado y lentitud. Cualquiera de estos podía ser el último. Mientras tanto, el genin de Kusa no se movió. Mantuvo su campo visual, tenso, sobre su congénere. Eventualmente Akame arribó a la orilla del peculiar lago subterráneo. Trató de penetrar sus oscuras aguas con la mirada, para poco después dirigirla hacia la joya que yacía sobre el sobrio altar en la otra orilla. «¿Será eso lo que busca?» se preguntó Ralexion.
El uzujin alcanzó a escuchar las maldiciones del otro. Interesado, preguntó.
—¿Qué ocu...? —mas no tuvo tiempo de darle fin a sus palabras.
FLUOAAAAAAAAAAAAASH
—¡Ah!
El agua, sucia y gélida, le azotó todo el cuerpo de improvisto, sorprendiéndolo. Acto seguido aconteció un chirrido infernal que le obligó a taparse los oídos hasta que cesó. El Uchiha necesitó de unos segundos para recuperarse del traicionero shock y ser consciente de lo que ocurría a su alrededor.
Había algo en el lago. No se trataba de una turba de cocodrilos, como había fantaseado con anterioridad. No, era algo mucho, mucho peor...
Los orbes de Ralexion se enrojecieron a la par que un par de aspas se manifestaron a cada lado de sus pupilas. No podía apreciar del todo al ser que los amenazaba pero las lámparas de Akame le permitían discernir lo suficiente como para ser consciente de su masivo tamaño.
—¡AKAME! ¿QUÉ COJONES ES ESO Y POR QUÉ TIENE TANTO CHAKRA? —profirió, claramente inquieto.
La malevolente aura del reptil era perceptible incluso en la oscuridad, así como sus ojos, que se acababan de abrir. Rugió una vez más, y se abalanzó sobre los dos jóvenes. Ralexion saltó hacia la izquierda, apartándose de la trayectoria del titánico ser. Cuando el referido pasó cerca del Uchiha, bajo la luz del Katon, fue consciente de lo que se trataba.
¿Jörmundgander? ¿Midgårdsormen? ¿Se trataba de la mismísima serpiente de la mitología? Al fin y al cabo, había salido del agua y daba la talla en lo que a altura se refiere. ¿Se acercaba el Ragnarök? No mientras Uchiha Ralexion viviese. Genin, campesino, debilucho. Pero no un cobarde.
La serpiente, tras su acometida fallida, se encontraba reculando. El uzujin ya andaba llevando a cabo una compleja serie de sellos. Se trataba de una cadena que seguro que Akame conocía bien. Finalizó con el sello del Tigre, y exclamó:
—¡Katon: Gōkakyū no Jutsu!
El pelinegro hinchó el pecho y retrasó sus extremidades, para acto seguido escupir un orbe flamígero de tamaño considerable, directo al rostro de la serpiente. Durante unos momentos la sala se iluminó al completo. Lo haría todavía más cuando el proyectil se chocara contra algo y explotara en una destructiva conflagración.
¤ Ni Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Dos Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos: Uchiha 25 - Gastos: 11 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:Percepción+12 - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Los iris del usuario se vuelven de color carmesí, y alrededor de sus pupilas surgen dos aspas negras que giran hasta formar un dúo en una circunferencia imaginaria.
El Sharingan le da color al chakra, y permite distinguir su composición elemental. El usuario puede ver el flujo del chakra de otros seres vivos como un manto, pero no con la suficiente precisión para detectar movimientos de chakra dentro de un oponente si no hay una técnica activa. El Sharingan puede ver el chakra de las técnicas activas: las que afecten al interior de un ser vivo o las que ya se encuentren en el exterior de un oponente, pero no antes de que se hayan formado. Puede detectar si alguien está siendo afectado por una técnica ilusoria.
La percepción visual del usuario goza de un cierto estímulo, volviéndose más sensible al movimiento. El Uchiha puede leer labios con extrema facilidad o imitar movimientos tan sutiles como los de la escritura, escribiendo lo mismo que alguien a quien está observando. En combate, el clan utiliza esta destreza para seguir con claridad los movimientos físicos (y no de técnicas, importante) de un oponente y de sus extremidades en el Taijutsu, y para leer con claridad los sellos manuales que realiza. Si y sólo si el usuario conoce la técnica que va a utilizar, puede anticipar una respuesta (hay muchas técnicas con secuencias de sellos similares o iguales. En este caso, el Uchiha no tiene manera de saber qué va a hacer el oponente). Cabe destacar que aunque el usuario sea capaz de percibir un movimiento, necesita las capacidades físicas y de reacción para poder responder ante él.
La habilidad para leer los movimientos del Sharingan le otorga al usuario la capacidad de copiar los sellos de una técnica de Ninjutsu o de Genjutsu (o los movimientos de una técnica de Taijutsu) que no dependa de una facultad personal para ejecutarla al mismo tiempo que el oponente o registrarla en su repertorio (hasta un máximo de tres técnicas) hasta que termine la trama. Se pueden imitar evolutivas, pero no registrarlas. Para copiar una técnica se debe de tener su requisito convertido a la facultad Uchiha.
El Sharingan le permite al usuario distinguir técnicas como los clones simples (no los generados por la técnica Kage Bunshin no Jutsu) de un usuario real, y ver a través de la técnica Henge no Jutsu.
¤ Katon: Gōkakyū no Jutsu ¤ Elemento Fuego: Técnica de la Gran Bola de Fuego - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Uchiha 10 - Gastos:
1'5 metros de ancho y 3 de largo como lanzallamas (multiplicado x1) o 1'5 metros de diámetro, alcanza 6 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x1)
3 de ancho y 5 de largo como lanzallamas (multiplicado x2) o 2 metros de ancho, alcanza 8 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x2)
4 metros de ancho y 6 de largo como lanzallamas (multiplicado x3) o 3'5 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x3)
5 metros de ancho y 7 de largo como lanzallamas (multiplicado x4) o 4 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x4)
6 metros de ancho y 8 de largo como lanzallamas (multiplicado x5) o 5 metros de ancho, alcanza 20 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x5)
Icónica técnica flamígera, insignia del clan Uchiha. No hay un solo miembro del susodicho clan que sea incapaz de ejecutarla, puesto que el aprendizaje del Gōkakyū no Jutsu se utiliza como rito de adultez, de forma que los jóvenes Uchiha son considerados miembros de pleno derecho tan pronto la dominan. Acumulando el chakra, transformado en llamas, en el estómago, el ejecutor lo exhala por la boca, pudiendo hacerlo de dos formas: ya sea a modo de lanzallamas, con un chorro sostenido a lo largo de varios segundos, dirigible, o disparando una esfera ardiente que avanzará en línea recta. En ambos casos, la técnica abrasa al oponente, y deja un llamativo cráter allá donde impacte. La potencia y alcance pueden variar dramáticamente dependiendo del chakra que se utilice, llegando al extremo de lanzar bolas enormes.