El Cañón del Secuestrado

[Uchiha Datsue]

¿Palabras? ¿De verdad Koko creía que unas simples palabras detendrían a un hombre como Katame?

—No estoy hablando de ese maldito Código —soltó impaciente—. No matarás al inocente, salvo que no haya otra opción. No robarás al pobre, salvo si es ninja. No traicionarás al grupo —recitó con fastidio—. ¡Y así un montón de chorradas! El muy cabrón estaba muy orgulloso cuando nos hizo firmar el Documento. Decía que ahora éramos unos bandidos honrados. ¿Honrados? ¿Qué coño es eso? El muy iluso hasta quiso que hiciéramos el juramento de todo el Código, pero al final solo logró que lo hiciéramos sobre una norma: No matarás al compañero. ¡Maldita la hora en la que accedí!

Levantó el antebrazo, con visible dolor, y movió el dedo meñique.

—¿Ves este hilo rojo? —preguntó. Lo cierto era que a Koko… le costaba distinguirlo entre la penumbra. Pero le pareció que tenía como un dibujo en el dedo—. Su mierda de fūinjutsu. Si quebrantas tu promesa, este hilo se te cuela por la arteria ulnar hasta el corazón, y lo colapsa. BAM. Lo he visto con mis propios ojos.

Suspiró, y avanzó un paso.

—Basta de cháchara. ¿Vas a hacerlo o no?