4/01/2018, 19:52
—Ahora ya conoces dos de mis técnicas más poderosas —escuchó el kusajin desde su cómoda posición, los ojos cerrados—. Por eso... Tendré que matarte.
La visión del muchacho se abrió como si se tratase de un resorte bien engrasado. Se incorporó de manera desesperada y percibió la figura de Akame, Sharingan todavía activo y con semblante maquiavélico. Titubeó durante unos instantes, indeciso sobre si se trataba de una broma o de una amenaza real. Estaba cansado y su hipotético oponente le superaría en capacidades, así que por su bien, ojalá se tratase de lo primero...
Y así fue. Apenas habían pasado unos segundos y Akame echó a reír. Por su parte, Ralexion suspiró con pesadez. ¡Menudo susto le había dado! «Me acaba de joder todo el descanso de celebración, el muy condenado...», protestó en la privacidad de su fuero interno, poniendo morros.
Readquirió una posición más cómoda, con las piernas flexionadas y las rodillas en alto, sobre las cuales puso a descansar sus brazos. Dedicó el tiempo a observar las peripecias de Akame, que por fin se hizo con aquello que buscaba, la misteriosa joya guardada tan recelosamente por la serpiente.
Acto seguido el uzujin le aseguró que había llegado el momento de salir de allí. Ralexion asintió y se puso en pie.
—No hace falta que me lo digas dos veces, estoy deseando respirar algo de aire fresco —afirmó según se ponía en marcha.
Echó a andar, asciendo las escaleras, dejando atrás de sí el enorme cadáver del reptil. El Uchiha ni se giró a mirar.
La visión del muchacho se abrió como si se tratase de un resorte bien engrasado. Se incorporó de manera desesperada y percibió la figura de Akame, Sharingan todavía activo y con semblante maquiavélico. Titubeó durante unos instantes, indeciso sobre si se trataba de una broma o de una amenaza real. Estaba cansado y su hipotético oponente le superaría en capacidades, así que por su bien, ojalá se tratase de lo primero...
Y así fue. Apenas habían pasado unos segundos y Akame echó a reír. Por su parte, Ralexion suspiró con pesadez. ¡Menudo susto le había dado! «Me acaba de joder todo el descanso de celebración, el muy condenado...», protestó en la privacidad de su fuero interno, poniendo morros.
Readquirió una posición más cómoda, con las piernas flexionadas y las rodillas en alto, sobre las cuales puso a descansar sus brazos. Dedicó el tiempo a observar las peripecias de Akame, que por fin se hizo con aquello que buscaba, la misteriosa joya guardada tan recelosamente por la serpiente.
Acto seguido el uzujin le aseguró que había llegado el momento de salir de allí. Ralexion asintió y se puso en pie.
—No hace falta que me lo digas dos veces, estoy deseando respirar algo de aire fresco —afirmó según se ponía en marcha.
Echó a andar, asciendo las escaleras, dejando atrás de sí el enorme cadáver del reptil. El Uchiha ni se giró a mirar.