5/01/2018, 02:36
Por aquella reacción en el contrario, la rubia sintió en lo más profundo de su ser que la había cagado, ¿cómo? A saber, tal vez se le habría desentonado o dijera algo que no pegaba con Yume. En cualquier caso, la pecosa no tenía ninguna otra opción más que hacer caso a Zaide.
Entró a la habitación, cerró la puerta y se acercó al bandido de dientes azules.
Iba lo más atenta que podía, no despegaba la vista del contrario y no lo haría hasta estarse segura de que nada le ocurriría, o que tenía un ataque asegurado.
Entró a la habitación, cerró la puerta y se acercó al bandido de dientes azules.
Iba lo más atenta que podía, no despegaba la vista del contrario y no lo haría hasta estarse segura de que nada le ocurriría, o que tenía un ataque asegurado.