5/01/2018, 06:37
(Última modificación: 5/01/2018, 06:39 por Uchiha Datsue.)
Las pisadas de Koko, mudas por ir descalza, la aproximaron hacia su objetivo tras cerrar la puerta. Cuando llegó hasta la mesa circular, pudo distinguir varias cosas en ella. Primero, un enorme mapa de Oonindo, amarillento y viejo. Estaba marcado en distintos puntos, pero como sus ojos no se querían despegar de Zaide, no supo saber dónde. Solo apreció que había marcas. Con el rabillo del ojo también pudo apreciar que había un cuenco de madera, con una pasta viscosa y azulada en su interior. A su lado, una cajita de cartón, llena de lo que parecían azucarillos.
—¿Crees que no sé lo que estás haciendo? —preguntó Zaide, cuando la kunoichi había empezado a rodear la mesa para seguir acercándosele.
Ahora que estaba más cerca, pudo distinguir más cosas de él. Una túnica con capucha ocultaba parte de su cabeza, pero llegó a apreciar una barba descuidada y larga. No muy poblada, como si simplemente fuese un hombre de poca barba por naturaleza que había pasado demasiado tiempo sin afeitársela o recortársela. Tenía una nariz delgada, y no alcanzó a verle los ojos.
—Crees que no sé lo que intentas hacer, ¿huh?
Cualquiera que describiese a aquel hombre, no le haría justicia. Delgado, abrazándose a sí mismo como si tuviese frío, mientras tiritaba. Tenía la voz rota, de enfermo, y parecía débil. Muy débil. Y aún así…
… Koko sintió el peligro en él. No por ninguna razón lógica. Ni por nada en concreto de él. Simplemente… lo notaba. Era como estar viendo a un viejo perro de pelea apaleado. Viejo y apaleado, sí, pero tras sus labios partidos seguía teniendo sus fauces, y su condición de derrotado tan solo lo volvía más inestable e impredecible.
—¿Crees que no sé lo que estás haciendo? —preguntó Zaide, cuando la kunoichi había empezado a rodear la mesa para seguir acercándosele.
Ahora que estaba más cerca, pudo distinguir más cosas de él. Una túnica con capucha ocultaba parte de su cabeza, pero llegó a apreciar una barba descuidada y larga. No muy poblada, como si simplemente fuese un hombre de poca barba por naturaleza que había pasado demasiado tiempo sin afeitársela o recortársela. Tenía una nariz delgada, y no alcanzó a verle los ojos.
—Crees que no sé lo que intentas hacer, ¿huh?
Cualquiera que describiese a aquel hombre, no le haría justicia. Delgado, abrazándose a sí mismo como si tuviese frío, mientras tiritaba. Tenía la voz rota, de enfermo, y parecía débil. Muy débil. Y aún así…
… Koko sintió el peligro en él. No por ninguna razón lógica. Ni por nada en concreto de él. Simplemente… lo notaba. Era como estar viendo a un viejo perro de pelea apaleado. Viejo y apaleado, sí, pero tras sus labios partidos seguía teniendo sus fauces, y su condición de derrotado tan solo lo volvía más inestable e impredecible.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado