5/01/2018, 07:37
La velocidad con la que ese hombre se movía y la forma de hacerlo lo volvía sumamente impredecible, aunque siendo realistas, ¿quién era Koko? Básicamente una kunoichi que no hizo más que limpiar retretes y buscar animales perdidos desde que se graduó en la academia. Cierto, participó en un torneo, pero todos los participantes tenían más o menos su mismo nivel y por si fuera poco, no hubo en ningún momento peligro real.
Ahora las cosas eran muy distintas, tanto que la rubia, muy temblorosa y lentamente giró la cabeza y pudo apreciar un hacha clavada en la puerta, que dicho sea de paso, había cortado varios cabellos suyos lo que dejaba en claro cuan cerca le había pasado.
Con la misma lentitud con la que se había volteado, regresó la mirada al bandido. Evitaría tanto como le fuese posible realizar movimientos bruscos, lo último que quería era alertarle.
—Me mandó a matarte… —le dijo sin más tapujos—. Me puso el sello para asegurarse de que no me escaparía —añadió, esta vez señalando su pierna con una mano, que también movió muy despacio.
Hizo una ligera pausa para intentar recuperarse, aunque sea un poco, pero teniendo a Zaide tan cerca le costaba horrores evitar el contacto visual con tan perturbador personaje.
—Y supongo… —la voz le falló por un instante, ya ni sabía cuánto llevaba con eso pegado en la pierna—. Supongo que explotará dentro de poco.
Ahora las cosas eran muy distintas, tanto que la rubia, muy temblorosa y lentamente giró la cabeza y pudo apreciar un hacha clavada en la puerta, que dicho sea de paso, había cortado varios cabellos suyos lo que dejaba en claro cuan cerca le había pasado.
Con la misma lentitud con la que se había volteado, regresó la mirada al bandido. Evitaría tanto como le fuese posible realizar movimientos bruscos, lo último que quería era alertarle.
—Me mandó a matarte… —le dijo sin más tapujos—. Me puso el sello para asegurarse de que no me escaparía —añadió, esta vez señalando su pierna con una mano, que también movió muy despacio.
Hizo una ligera pausa para intentar recuperarse, aunque sea un poco, pero teniendo a Zaide tan cerca le costaba horrores evitar el contacto visual con tan perturbador personaje.
—Y supongo… —la voz le falló por un instante, ya ni sabía cuánto llevaba con eso pegado en la pierna—. Supongo que explotará dentro de poco.