6/01/2018, 01:24
A veces el destino nos sonríe, otras veces nos da la espalda e incluso es capaz de apuñalarnos. Aquel día a mi el destino me dio una patada en el trasero. El destino me enseño que las cosas que mas nos gustan también pueden ser aquellas que mas daño nos hacen. Mi corazón y mi cabeza aprendieron la lección. También dicen que lo que no te mata, te hace mas fuerte, pero ese día no me fortalecí, ese día algo murió en mi interior.
Al principio el dolor en el pecho era solo como si la chica le hubiera dado a mi corazon una patada, luego se volvió mucho mas intenso, hasta el punto de que me costaba respirar ¿Tan duro era el rechazo? ¿Tanto tenia que doler algo tan simple como que una chica no quisiera dirigirte la palabra? Y lo mas importante ¿Por que me estaba pasando aquello a mi?
Por suerte para mí, el hombre que atendía la posada y que se estaba preparando el té rojo que yo había ordenado volvió y me sacó de mis cavilaciones.
—¿Estas bien chaval, hace un rato parecías mas animado?
—No, no se preocupe, estoy bien
Obviamente estaba mintiendo, y probablemente el hombre se habría dado cuenta, pero por mi tono de voz y mi cara es probable que también se enterase de que en ese mismo instante no tenia ganas de hablar sobre el tema. No quería hablar sobre eso ni sobre nada, la verdad es que ni siquiera tenia ganas de comer o de beberme el té. Lo deje allí mismo y me marche a dormir a mi habitación.
Y cuando estuve a punto de conciliar el sueño, me asalto una ultima duda: ¿Por que había elegido el rojo precisamente?
Al principio el dolor en el pecho era solo como si la chica le hubiera dado a mi corazon una patada, luego se volvió mucho mas intenso, hasta el punto de que me costaba respirar ¿Tan duro era el rechazo? ¿Tanto tenia que doler algo tan simple como que una chica no quisiera dirigirte la palabra? Y lo mas importante ¿Por que me estaba pasando aquello a mi?
Por suerte para mí, el hombre que atendía la posada y que se estaba preparando el té rojo que yo había ordenado volvió y me sacó de mis cavilaciones.
—¿Estas bien chaval, hace un rato parecías mas animado?
—No, no se preocupe, estoy bien
Obviamente estaba mintiendo, y probablemente el hombre se habría dado cuenta, pero por mi tono de voz y mi cara es probable que también se enterase de que en ese mismo instante no tenia ganas de hablar sobre el tema. No quería hablar sobre eso ni sobre nada, la verdad es que ni siquiera tenia ganas de comer o de beberme el té. Lo deje allí mismo y me marche a dormir a mi habitación.
Y cuando estuve a punto de conciliar el sueño, me asalto una ultima duda: ¿Por que había elegido el rojo precisamente?