6/01/2018, 19:59
Era un chirrido intermitente que iba y venía como si danzase en el viento.
Se estaba acercando, ya no cabía duda alguna. El Uchiha observó con detenimiento sus inmedicaciones. «¡Por la derecha!», se dijo, dirigiendo sus orbes hacia el flanco derecho.
En primera instancia Ralexion había creído que se trataba de algún tipo de sonido metálico, mas se equivocaba. Divisó algo allá en la distancia, un puto negruzco que estaba acortando distancias con los jóvenes a una velocidad envidiable.
Era un graznido de pájaro.
Cuando se encontraba a unos cincuenta metros del dúo ya les resultó perfectamente distinguible. Era un ave de proporciones considerables, de unos siete metros de largo y casi diez metros de ancho si se contaban sus alas extendidas al máximo. Sus plumas eran de color lavanda oscuro, y unas extrañas líneas blanquecinas discurrían a lo largo de todo su cuerpo, similares a un tatuaje tribal. Su pico era largo, de casi treinta centímetros, anaranjado.
Pasó volando por encima de los dos muchachos, trayendo consigo una potente ráfaga de viento que obligó al Uchiha a plantar sus pies contra el suelo con firmeza para no perder el equilibrio.
—¡Wow!
La mirada de Ralexion quedó pegada al pájaro, embobado en su majestuosidad. El susodicho continuó volando en la dirección contraria a la que había llegado, alejándose una vez más de la pareja de viajeros. Graznía y graznía, ensordecedor.
Se estaba acercando, ya no cabía duda alguna. El Uchiha observó con detenimiento sus inmedicaciones. «¡Por la derecha!», se dijo, dirigiendo sus orbes hacia el flanco derecho.
En primera instancia Ralexion había creído que se trataba de algún tipo de sonido metálico, mas se equivocaba. Divisó algo allá en la distancia, un puto negruzco que estaba acortando distancias con los jóvenes a una velocidad envidiable.
Era un graznido de pájaro.
Cuando se encontraba a unos cincuenta metros del dúo ya les resultó perfectamente distinguible. Era un ave de proporciones considerables, de unos siete metros de largo y casi diez metros de ancho si se contaban sus alas extendidas al máximo. Sus plumas eran de color lavanda oscuro, y unas extrañas líneas blanquecinas discurrían a lo largo de todo su cuerpo, similares a un tatuaje tribal. Su pico era largo, de casi treinta centímetros, anaranjado.
Pasó volando por encima de los dos muchachos, trayendo consigo una potente ráfaga de viento que obligó al Uchiha a plantar sus pies contra el suelo con firmeza para no perder el equilibrio.
—¡Wow!
La mirada de Ralexion quedó pegada al pájaro, embobado en su majestuosidad. El susodicho continuó volando en la dirección contraria a la que había llegado, alejándose una vez más de la pareja de viajeros. Graznía y graznía, ensordecedor.