7/01/2018, 07:11
Si estuviesen en un bar y no en el interior de una celda, aquella escena parecería el típico caso de un kusareño despechado. Datsue sería el kusareño, claro, que sacaba todo su arsenal de frases hechas y bromas para romper el hielo. Koko, la uzureña que le daba largas y pasaba de él.
—Demonios, Koko… —farfulló, tomando la bandana que le había dejado en el suelo con una mano.
Por alguna razón que se le escapaba, Koko se negaba a huir junto a él. Si creía que iba a morir por el sello, ¿por qué no al menos tratar de escapar? ¿Por qué rendirse sin al menos intentarlo? Su último recuerdo con Katame volvió ante él. Aquel cabrón iba a violarla… y le había dejado inconsciente.
«Espero que no… Mierda, joder»
Se levantó con esfuerzo, porque se sentía como la primera vez que se había subido a un barco, mareado y sin equilibrio. Tropezó, y casi se da de bruces contra los barrotes de la celda de no ser porque levantó los brazos a tiempo. Una rápida visual al exterior le permitió saber que no había nadie cerca. Nadie que se dejase ver, al menos.
¿Dónde demonios estaban todos? ¿Y cómo había logrado Koko escapar de su celda? «Le dejé las esposas sueltas… Quizá aprovechó para escapar ahora que parece no haber nadie…». Pero aquella teoría no cuadraba con que Katame le hubiese puesto un jodido sello explosivo. ¿Por qué y para qué se lo había puesto? No lo sabía, y con lo poco colaboradora que estaba Koko, no había tiempo para averiguarlo.
—Y una mierda te dejo tirada aquí —susurró Datsue, que a lo largo de la noche y el día anterior había pensado no menos de una docena de veces hacerlo. Pero no había por qué contarlo todo—. Tú te vienes conmigo.
Salió de la celda, la agarró de la mano y tiró de ella, mientras sus ojos buscaban ávidos cualquier signo de movimiento.
—Demonios, Koko… —farfulló, tomando la bandana que le había dejado en el suelo con una mano.
Por alguna razón que se le escapaba, Koko se negaba a huir junto a él. Si creía que iba a morir por el sello, ¿por qué no al menos tratar de escapar? ¿Por qué rendirse sin al menos intentarlo? Su último recuerdo con Katame volvió ante él. Aquel cabrón iba a violarla… y le había dejado inconsciente.
«Espero que no… Mierda, joder»
Se levantó con esfuerzo, porque se sentía como la primera vez que se había subido a un barco, mareado y sin equilibrio. Tropezó, y casi se da de bruces contra los barrotes de la celda de no ser porque levantó los brazos a tiempo. Una rápida visual al exterior le permitió saber que no había nadie cerca. Nadie que se dejase ver, al menos.
¿Dónde demonios estaban todos? ¿Y cómo había logrado Koko escapar de su celda? «Le dejé las esposas sueltas… Quizá aprovechó para escapar ahora que parece no haber nadie…». Pero aquella teoría no cuadraba con que Katame le hubiese puesto un jodido sello explosivo. ¿Por qué y para qué se lo había puesto? No lo sabía, y con lo poco colaboradora que estaba Koko, no había tiempo para averiguarlo.
—Y una mierda te dejo tirada aquí —susurró Datsue, que a lo largo de la noche y el día anterior había pensado no menos de una docena de veces hacerlo. Pero no había por qué contarlo todo—. Tú te vienes conmigo.
Salió de la celda, la agarró de la mano y tiró de ella, mientras sus ojos buscaban ávidos cualquier signo de movimiento.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado