7/01/2018, 21:48
Ralexion prestó atención a las palabras del uzujin, pero no encontró en ellas la respuesta que buscaba. Suspiró y acto seguido procedió a ladear el rostro. «Así que un ninja renegado y mercenario que solía trabajar para un criminal, ahora pasado a cazador de tesoros... ¿pero bajo las órdenes de quién? ¿El mismo capo del que habla Akame?», reflexionó.
Tomó la cantimplora y le pegó un trago tan copioso que acabó con todo lo que quedaba en el interior del recipiente. Alzó el artefacto hacia arriba y con él sus labios y cabeza, buscando llevarse al gaznate las últimas gotas. Una vez se encontró satisfecho, hizo descender a todos los referidos de inmediato, a lo que exhaló otro suspiro, esta vez de placer. El sake era para él una merecida recompensa tras tanto peligro.
—El renegado tiene razón, deberíamos descansar aquí hasta la mañana. No tiene sentido intentar atravesar esta jungla de noche.
Ralexion se alzó. Estiró el brazo unido al hombro herido de izquierda a derecha, entonces de arriba a abajo. Comprobaba el dolor que le producía llevar a cabo movimientos con la susodicha extremidad. Ahora que estaba vendado no se le antojaba tan terrible. No obstante, la hemorragia era un problema. La venda era un apaño temporal en el mejor de los casos; necesitaba que le cosiesen el boquete cuanto antes mejor. Así que, cuanto más lo utilizara y más se abriese la herida, peor.
—Akame —le dijo a su compañero tras encararlo, todavía junto al árbol—. ¿Qué es Uróboros?
Tomó la cantimplora y le pegó un trago tan copioso que acabó con todo lo que quedaba en el interior del recipiente. Alzó el artefacto hacia arriba y con él sus labios y cabeza, buscando llevarse al gaznate las últimas gotas. Una vez se encontró satisfecho, hizo descender a todos los referidos de inmediato, a lo que exhaló otro suspiro, esta vez de placer. El sake era para él una merecida recompensa tras tanto peligro.
—El renegado tiene razón, deberíamos descansar aquí hasta la mañana. No tiene sentido intentar atravesar esta jungla de noche.
Ralexion se alzó. Estiró el brazo unido al hombro herido de izquierda a derecha, entonces de arriba a abajo. Comprobaba el dolor que le producía llevar a cabo movimientos con la susodicha extremidad. Ahora que estaba vendado no se le antojaba tan terrible. No obstante, la hemorragia era un problema. La venda era un apaño temporal en el mejor de los casos; necesitaba que le cosiesen el boquete cuanto antes mejor. Así que, cuanto más lo utilizara y más se abriese la herida, peor.
—Akame —le dijo a su compañero tras encararlo, todavía junto al árbol—. ¿Qué es Uróboros?