8/01/2018, 04:43
Si no le gustaba bien gracias, ¿para qué lo propuso? Tampoco era que la rubia fuese a acceder a abrirse de piernas y quedar en absoluta evidencia solo por comer algo que a saber si estaba bien cocido. Aunque para su sorpresa, lo estaba, sabía bien aunque algo le faltaba, probablemente sal o algún otro condimento pero pasable era.
Lástima que le metiesen la sardina en la boca casi por la fuerza, casi se atraganta por ello pero por suerte no ocurrió y se tomó su tiempo para masticar e ir escupiendo las espinas como mejor podía. Claro que al no poder hacer uso de las manos ni nada que la pudiera ayudar aparte de la lengua, le costó horrores y algo de la carne del pescado se desperdiciaría, sin mencionar que cada espina que escupía a su lado estaba bastante molida.
Una vez que se terminó la primera sardina, Zaide sin ningún reparo le puso el vaso en la boca y justo antes de saborear el contenido de aquello, Koko ya supo por el aroma lo que era. «¡Coño! ¿¡Quiere embriagarme!? »se quejaba en su cabeza.
Primero la secuestraban, luego la drogaban y ahora la intentaban embriagar, bueno, técnicamente ella sola se drogó, al menos la primera vez. Y a todo eso sumarle el estrés físico y mental al que se vio sometida durante todo el tiempo de prisionera.
Con todo eso en mente, la idea de cogerse unas buenas vacaciones se le antojaban muy seductoras. Aunque para eso primero tendría que salir viva de allí, y completa de ser posible.
Al verse obligada por el Uchiha, la pecosa bebió de aquel vino que siendo sinceros, le hizo dar vueltas la cabeza con tan solo el olor. A eso habría que sumarle que tenía el estómago semi-vacío y podríamos deducir que mucho no haría falta para dejarla ebria. Pero al bandido no le importaba eso, ¿o sí?
En eso, Datsue en la celda de junto exigió algo de comida también, pero el hombre que la chica tenía delante se rehusó a darle el gusto y en su lugar exigió a la rubia que lo mandase a callar y… bueno, mejor hacerle caso.
—Datsue, dice que te calles —le dijo a su compañero alzando un poco la voz, aunque seguía empleando ese tono de voz algo apagado—. Y yo que tú hag… ¡Gagh!
Otra sardina fue a parar a su boca.
La interrumpió en un momento en que estaba muy desprevenida e incluso sintió como si le hubiese llegado hasta el fondo de la garganta, incluso tuvo una arcada y casi se le cae el pez de la boca.
Casi podía considerar que Zaide se acababa de cobrar venganza con eso, después de todo afirmó que no lo haría, aunque si le encargaría una tarea de por medio que… por algún extraño motivo se iba imaginando lo que sería así que, mientras masticaba el pescado en un intento por hacerlo a un lado dentro de su boca, se las arregló para hablar moviendo lo menos posible la boca para evitar escupir nada.
—¿Tiene que ver con Katame?
Lástima que le metiesen la sardina en la boca casi por la fuerza, casi se atraganta por ello pero por suerte no ocurrió y se tomó su tiempo para masticar e ir escupiendo las espinas como mejor podía. Claro que al no poder hacer uso de las manos ni nada que la pudiera ayudar aparte de la lengua, le costó horrores y algo de la carne del pescado se desperdiciaría, sin mencionar que cada espina que escupía a su lado estaba bastante molida.
Una vez que se terminó la primera sardina, Zaide sin ningún reparo le puso el vaso en la boca y justo antes de saborear el contenido de aquello, Koko ya supo por el aroma lo que era. «¡Coño! ¿¡Quiere embriagarme!? »se quejaba en su cabeza.
Primero la secuestraban, luego la drogaban y ahora la intentaban embriagar, bueno, técnicamente ella sola se drogó, al menos la primera vez. Y a todo eso sumarle el estrés físico y mental al que se vio sometida durante todo el tiempo de prisionera.
Con todo eso en mente, la idea de cogerse unas buenas vacaciones se le antojaban muy seductoras. Aunque para eso primero tendría que salir viva de allí, y completa de ser posible.
Al verse obligada por el Uchiha, la pecosa bebió de aquel vino que siendo sinceros, le hizo dar vueltas la cabeza con tan solo el olor. A eso habría que sumarle que tenía el estómago semi-vacío y podríamos deducir que mucho no haría falta para dejarla ebria. Pero al bandido no le importaba eso, ¿o sí?
En eso, Datsue en la celda de junto exigió algo de comida también, pero el hombre que la chica tenía delante se rehusó a darle el gusto y en su lugar exigió a la rubia que lo mandase a callar y… bueno, mejor hacerle caso.
—Datsue, dice que te calles —le dijo a su compañero alzando un poco la voz, aunque seguía empleando ese tono de voz algo apagado—. Y yo que tú hag… ¡Gagh!
Otra sardina fue a parar a su boca.
La interrumpió en un momento en que estaba muy desprevenida e incluso sintió como si le hubiese llegado hasta el fondo de la garganta, incluso tuvo una arcada y casi se le cae el pez de la boca.
Casi podía considerar que Zaide se acababa de cobrar venganza con eso, después de todo afirmó que no lo haría, aunque si le encargaría una tarea de por medio que… por algún extraño motivo se iba imaginando lo que sería así que, mientras masticaba el pescado en un intento por hacerlo a un lado dentro de su boca, se las arregló para hablar moviendo lo menos posible la boca para evitar escupir nada.
—¿Tiene que ver con Katame?