9/01/2018, 23:51
(Última modificación: 9/01/2018, 23:51 por Uchiha Akame.)
Despedida, Invierno del año 217
La figura escuálida y maltratada de Uchiha Akame se movía por los curiosos pasillos del edificio con paso sereno, casi distraído. A cada tanto se paraba en una de las curvaturas que formaban los corredores, allí donde debía haber esquinas; y es que claro, dada la peculiar arquitectura de aquel hospital, aquello era de lo más normal. Tanto personal como internos parecían completamente habituados a moverse por el entramado de pasillos y salas que circunvalaba el núcleo del edificio, que no era otro que el tronco de un enorme árbol centenario. Como todos los edificios en Tane-Shigai, el hospital era único e inimitable, pues en ningún otro sitio de todo Oonindo podía verse así. Akame incluso se había parado a admirarlo antes de entrar, apoyado en la baranda que delimitaba el borde de la enorme plataforma de madera sobre la que estaba construído.
El uzujin vestía ropajes sencillos; camiseta sin mangas de color negro, una chaqueta de cuello alto y abierta a la altura del pecho encima de color azul oscuro, pantalones de color arena y botas ninja altas. No llevaba su bandana de Uzushiogakure pero sí el resto de su equipamiento ninja; espada cruzada a la espalda, portaobjetos en el muslo derecho y en la cintura.
Se detuvo frente a una puerta de las muchas que había en aquel pasillo tras comprobar el número que figuraba sobre ella. «Dos, cero, seis. Es aquí». Llamó con un par de toques de sus huesudos nudillos y luego, sin esperar respuesta, abrió la puerta con decisión.
—Vaya vaya, ¡Ralexion Jones, el célebre aventurero y expedicionario! —comentó, socarrón, nada más ver al muchacho que yacía tumbado sobre la cama.
Y es que no había sido la admiración por la peculiar arquitectura del hospital lo que había traído a aquel ninja delgado y de nariz torcida hasta allí.