10/01/2018, 06:00
Zaide se quedó mirándola, inquisitivo, como si Koko fuese un libro y él tratase de leerlo. El problema era que aquel libro tenía mala caligrafía y algunas letras incluso estaban al revés.
—Con qué cara estoy hablando, ¿huh? —preguntó. Notaba algo en la kunoichi, detrás de esos nervios y esas dudas, aunque todavía no sabía el qué. Pero algo le rondaba la cabeza—. Con la que se preocupa por sus hermanos —dijo, mirando al ojo color magenta de ella. Un color cálido y familiar, que representaba al hogar. Zaide sabía por un recuerdo de Koko que, a pesar de haber sido expulsada, todavía había un par de hermanos que se preocupaban por ella… y ella por ellos—, o la que quiere vengarse de los que la expulsaron —dijo, señalando con un dedo sucio el ojo verde de ella. El color de la muerte. El color del chakra de Izanami—. No —se corrigió—, a ti te dio igual que te expulsasen.
No había pena ni tristeza cuando su familia la echó de casa, más bien… felicidad.
—Preguntas por mis planes, ¿huh? —continuó, esbozando una sonrisa triste—. ¿Acaso por mi historia no te has hecho a una idea de cómo soy? Si fuese un hombre de planes, no hubiese robado al Dragón Rojo. O no hubiese apalabrado la venta de armas con un solo cliente, jugándomelo todo a una carta que resultó… muy baja.
Se encogió de hombros.
—Soy demasiado viejo para cambiar —dijo, resignado a su propia condición—. Lo cierto es que me estoy muriendo, Koko. Creo que es evidente —rio, y de suerte reprimió un nuevo ataque de tos—. Ya no tengo nada que perder. Pero tus hermanos no me interesan. No quiero matarlos, ni enfrentarme a ellos. Eso solo acabaría conmigo, y tengo una venganza que cumplir antes de irme de este mundo. Por eso, Koko, pensé que ambos podríamos llegar a un acuerdo que nos interese a ambos. Sé que algunos de tus hermanos probablemente saquen antes el acero que el dinero. Pero hay otros, en cambio… que se preocuparán más por ti que por su orgullo de pijos. ¿Me equivoco? Tú me dices quienes, y cuando me entreguen el dinero desaparezco. Sin muertes, sin pérdidas.
»Ahora, te puedo asegurar, que si en lugar de entregarme el dinero me intentan matar... —sonrió—, lo lograrán. Pero me llevaré a alguno por el camino, eso también te lo aseguro. Y Yume a dos, como poco.
—Con qué cara estoy hablando, ¿huh? —preguntó. Notaba algo en la kunoichi, detrás de esos nervios y esas dudas, aunque todavía no sabía el qué. Pero algo le rondaba la cabeza—. Con la que se preocupa por sus hermanos —dijo, mirando al ojo color magenta de ella. Un color cálido y familiar, que representaba al hogar. Zaide sabía por un recuerdo de Koko que, a pesar de haber sido expulsada, todavía había un par de hermanos que se preocupaban por ella… y ella por ellos—, o la que quiere vengarse de los que la expulsaron —dijo, señalando con un dedo sucio el ojo verde de ella. El color de la muerte. El color del chakra de Izanami—. No —se corrigió—, a ti te dio igual que te expulsasen.
No había pena ni tristeza cuando su familia la echó de casa, más bien… felicidad.
—Preguntas por mis planes, ¿huh? —continuó, esbozando una sonrisa triste—. ¿Acaso por mi historia no te has hecho a una idea de cómo soy? Si fuese un hombre de planes, no hubiese robado al Dragón Rojo. O no hubiese apalabrado la venta de armas con un solo cliente, jugándomelo todo a una carta que resultó… muy baja.
Se encogió de hombros.
—Soy demasiado viejo para cambiar —dijo, resignado a su propia condición—. Lo cierto es que me estoy muriendo, Koko. Creo que es evidente —rio, y de suerte reprimió un nuevo ataque de tos—. Ya no tengo nada que perder. Pero tus hermanos no me interesan. No quiero matarlos, ni enfrentarme a ellos. Eso solo acabaría conmigo, y tengo una venganza que cumplir antes de irme de este mundo. Por eso, Koko, pensé que ambos podríamos llegar a un acuerdo que nos interese a ambos. Sé que algunos de tus hermanos probablemente saquen antes el acero que el dinero. Pero hay otros, en cambio… que se preocuparán más por ti que por su orgullo de pijos. ¿Me equivoco? Tú me dices quienes, y cuando me entreguen el dinero desaparezco. Sin muertes, sin pérdidas.
»Ahora, te puedo asegurar, que si en lugar de entregarme el dinero me intentan matar... —sonrió—, lo lograrán. Pero me llevaré a alguno por el camino, eso también te lo aseguro. Y Yume a dos, como poco.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado