12/01/2018, 05:08
Yume negó con la cabeza.
—Ya no sigo sus órdenes —le respondió, con voz dura como el acero. No obstante, Koko pudo notar que tenía los ojos enrojecidos, típicos de alguien cuando ha llorado—. Ya no sigo las órdenes de nadie.
Yume agarró uno de los barrotes con una mano, y apoyó la frente entre ellos. Parecía que quería decir algo... pero que no encontraba las palabras adecuadas.
—Ya no sigo sus órdenes —le respondió, con voz dura como el acero. No obstante, Koko pudo notar que tenía los ojos enrojecidos, típicos de alguien cuando ha llorado—. Ya no sigo las órdenes de nadie.
Yume agarró uno de los barrotes con una mano, y apoyó la frente entre ellos. Parecía que quería decir algo... pero que no encontraba las palabras adecuadas.