12/01/2018, 05:46
¿Quién mejor para entender ese deseo de libertad que la exiliada del clan Sakamoto? Ya había pasado por esa etapa en la que solo podía asentir ante cualquier orden y cumplir en absoluto silencio, sin voz ni voto, pero ahora… ciertamente, libre como tal no era, si un día Hanabi le mandaba a hacer algo tenía que hacerlo sin chistar, situación aplicable frente a chuunins, jounins y cualquier otro rango posible superior al de genin.
—Pues sí… lo he querido —admitió, desviando la mirada a la bandana de la contraria.
«No va a poder ir muy lejos con eso así »pero no había nada que pudiera hacerse, algunos shinobis más experimentados probablemente reconocerían a la mujer ni bien la vieran, a no ser que haya tenido cambios de look bastante grandes cosa que Koko realmente dudaba. En otras palabras, libertad como tal no tendrá…
«¡Cierto! »una idea se le vino a la mente y la kunoichi se llevó ambas manos a las caderas, recordando así que llevaba otra ropa y ninguna de sus pertenencias. Pero si la memoria no la traicionaba…
Se acercó más a los barrotes, lo más posible al oído de la contraria como si le quisiese contar un secreto.
—Mi compañero ha de tener mi bandana, llévatela —le dijo en un susurro prácticamente inaudible.
Con eso, realmente esperaba lograr compensar mínimamente a la mujer por todo el buen trato que le había ofrecido durante ese tiempo. Sin ella fijo que se hubiese vuelto loca, sin mencionar que le había heridas y salvado de la explosión del sello de Katame, eso último con ayuda de Kuma pero sin ella no hubiese cooperado para nada.
—Nadie tiene por qué enterarse de que te la he regalado, ¿verdad? —añadió alejándose un poco para que viese la sonrisa y un guiño que le dedicó al final.
—Pues sí… lo he querido —admitió, desviando la mirada a la bandana de la contraria.
«No va a poder ir muy lejos con eso así »pero no había nada que pudiera hacerse, algunos shinobis más experimentados probablemente reconocerían a la mujer ni bien la vieran, a no ser que haya tenido cambios de look bastante grandes cosa que Koko realmente dudaba. En otras palabras, libertad como tal no tendrá…
«¡Cierto! »una idea se le vino a la mente y la kunoichi se llevó ambas manos a las caderas, recordando así que llevaba otra ropa y ninguna de sus pertenencias. Pero si la memoria no la traicionaba…
Se acercó más a los barrotes, lo más posible al oído de la contraria como si le quisiese contar un secreto.
—Mi compañero ha de tener mi bandana, llévatela —le dijo en un susurro prácticamente inaudible.
Con eso, realmente esperaba lograr compensar mínimamente a la mujer por todo el buen trato que le había ofrecido durante ese tiempo. Sin ella fijo que se hubiese vuelto loca, sin mencionar que le había heridas y salvado de la explosión del sello de Katame, eso último con ayuda de Kuma pero sin ella no hubiese cooperado para nada.
—Nadie tiene por qué enterarse de que te la he regalado, ¿verdad? —añadió alejándose un poco para que viese la sonrisa y un guiño que le dedicó al final.