12/01/2018, 06:50
Al menos había logrado que Yume aceptase el pequeño regalo que le estaba haciendo, aunque bien podría haberle ofrecido alguna otra cosa, pero considerando que ya ni se planteaban el vender el cargamento de armas, la mujer seguramente se podría ir bien armada sin necesidad de que la Kageyama le dejase una de sus espadas. Y decimos espadas porque ni los kunais ni el hilo le serían de verdadero valor.
Lo que sí, al hacer el regalo lo que menos se esperaba la pecosa era algo a cambio, es decir, ella había querido darle algo a la mayor y ya, sin segundas intenciones.
—No hace falta, si no hubieses estado aquí mi estancia hubiese sido mil veces peor y lo sabes —le dijo con absoluta sinceridad.
No podía decir que la había pasado genial allí adentro, justamente porque se la pasaba encerrada, descalza y normalmente con frío. Es cierto que le habían dejado una manta, pero eso era probablemente lo máximo que la mujer podía hacer por ella.
Lo que sí, al hacer el regalo lo que menos se esperaba la pecosa era algo a cambio, es decir, ella había querido darle algo a la mayor y ya, sin segundas intenciones.
—No hace falta, si no hubieses estado aquí mi estancia hubiese sido mil veces peor y lo sabes —le dijo con absoluta sinceridad.
No podía decir que la había pasado genial allí adentro, justamente porque se la pasaba encerrada, descalza y normalmente con frío. Es cierto que le habían dejado una manta, pero eso era probablemente lo máximo que la mujer podía hacer por ella.