13/01/2018, 06:40
Zaide, que ya había intuido su respuesta desde el principio, extrajo la llave de la puerta sin abrirla. Koko prefería seguir sucia a que él la viese desnuda, y no la culpaba por ello. Aunque sí le parecía una…
... lástima.
—El regalo te lo daré cuando salgas de aquí.
Sin agregar nada más, se fue.
Datsue corría por las Planicies del Silencio a un trote normal, como alguien que se hubiese levantado por la mañana a calentar un poco y no como si la vida de una compañera estuviese en juego, dependiendo su salvación directamente de si llegaba a tiempo o no. El motivo de tanta tranquilidad era sencillo. El primer día, tras el águila dejarle al amparo de la noche en una pequeña explanada del Bosque de la Hoja, había corrido como si un bijuu le persiguiese a escasos centímetros de la espalda. El resultado fue que se agotó al poco, quedándose sin aire y teniendo que parar a descansar por un buen rato hasta recobrar el aliento.
Por eso, aquel día iba a probar una táctica diferente. Correría más despacio, pero mantendría el ritmo y haría menos descansos, combinados con un par de sprints finales con el Sunshin no Jutsu. Esperaba, así, cumplir con su parte.
Mientras tanto, su cabeza no paraba de pensar. ¿Había hecho bien en abandonar a Koko? ¿Qué había pasado con Katame? ¿Y Yume? La había oído despedirse de Koko, y le había pillado la bandana de ella. ¿Acaso se había ido? Y, lo más importante, ¿qué había sido de Kuma?
Él era, sin ninguna duda, su máxima preocupación.
El día estaba pasado con lentitud para ella, con su habitual pescado de comida, su jarra de agua, y el silencio como acompañante. Dos días más llevaba encerrada, y la mugre y suciedad, por mucho que tratase de evitarlo, se iba acumulando en ella. En su ropa. En su piel. En sus cabellos. E incluso debajo de las uñas. Pronto, sin embargo, se le añadió otra preocupación: el pequeño balde que le había dejado Zaide para hacer sus necesidades estaba llegando a su límite, y como no empezase a buscarle un desalojo, iba a empezar a desbordarse.
Oyó pasos de Zaide que provenían de arriba, del pasillo, pero no llegó a bajar.
... lástima.
—El regalo te lo daré cuando salgas de aquí.
Sin agregar nada más, se fue.
• • •
Dos días más tarde…
Datsue corría por las Planicies del Silencio a un trote normal, como alguien que se hubiese levantado por la mañana a calentar un poco y no como si la vida de una compañera estuviese en juego, dependiendo su salvación directamente de si llegaba a tiempo o no. El motivo de tanta tranquilidad era sencillo. El primer día, tras el águila dejarle al amparo de la noche en una pequeña explanada del Bosque de la Hoja, había corrido como si un bijuu le persiguiese a escasos centímetros de la espalda. El resultado fue que se agotó al poco, quedándose sin aire y teniendo que parar a descansar por un buen rato hasta recobrar el aliento.
Por eso, aquel día iba a probar una táctica diferente. Correría más despacio, pero mantendría el ritmo y haría menos descansos, combinados con un par de sprints finales con el Sunshin no Jutsu. Esperaba, así, cumplir con su parte.
Mientras tanto, su cabeza no paraba de pensar. ¿Había hecho bien en abandonar a Koko? ¿Qué había pasado con Katame? ¿Y Yume? La había oído despedirse de Koko, y le había pillado la bandana de ella. ¿Acaso se había ido? Y, lo más importante, ¿qué había sido de Kuma?
Él era, sin ninguna duda, su máxima preocupación.
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El día estaba pasado con lentitud para ella, con su habitual pescado de comida, su jarra de agua, y el silencio como acompañante. Dos días más llevaba encerrada, y la mugre y suciedad, por mucho que tratase de evitarlo, se iba acumulando en ella. En su ropa. En su piel. En sus cabellos. E incluso debajo de las uñas. Pronto, sin embargo, se le añadió otra preocupación: el pequeño balde que le había dejado Zaide para hacer sus necesidades estaba llegando a su límite, y como no empezase a buscarle un desalojo, iba a empezar a desbordarse.
Oyó pasos de Zaide que provenían de arriba, del pasillo, pero no llegó a bajar.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado