13/01/2018, 07:32
La expresión de Koko lo decía todo, desilusión total.
Pero rápidamente el Uchiha le hizo dibujar una expresión de alegría absoluta al escuchar lo siguiente. No solo podría librarse de la peste del balde, sino que podría saciar mínimamente su extravagante necesidad de limpiar algo de vez en cuando así que sin chistar ni nada semejante, se levantó de un salto y tomó el balde con el cuidado necesario para no tirar nada del contenido donde no debiera.
Felizmente, casi tanto como para ponerse a cantar —no lo hizo, pero poco le faltó— se encaminó hasta la cascada donde alguna vez había tenido el privilegio de darse duchas de agua helada haciendo que la kunoichi mirase con anhelo. Lástima que quien la vigilaba era un tío que seguramente disfrutaría de las vistas más que ella.
De cualquier forma, la kunoichi hizo caso a las indicaciones y pronto ya se encontraba prácticamente colgada con la ayuda de un brazo para no caer. Estiró la mano con el balde firmemente agarrado y dejó que el agua hiciera lo que tuviese que hacer, ayudándola girando el balde lentamente hasta que supuso estaría limpio.
Una vez hecho, se regresaría hasta Zaide por si este decidía darle alguna otra orden o simplemente la mandaría de vuelta a su celda.
—Ya —aclaró felizmente con su balde ahora limpio entre manos.
Pero rápidamente el Uchiha le hizo dibujar una expresión de alegría absoluta al escuchar lo siguiente. No solo podría librarse de la peste del balde, sino que podría saciar mínimamente su extravagante necesidad de limpiar algo de vez en cuando así que sin chistar ni nada semejante, se levantó de un salto y tomó el balde con el cuidado necesario para no tirar nada del contenido donde no debiera.
Felizmente, casi tanto como para ponerse a cantar —no lo hizo, pero poco le faltó— se encaminó hasta la cascada donde alguna vez había tenido el privilegio de darse duchas de agua helada haciendo que la kunoichi mirase con anhelo. Lástima que quien la vigilaba era un tío que seguramente disfrutaría de las vistas más que ella.
De cualquier forma, la kunoichi hizo caso a las indicaciones y pronto ya se encontraba prácticamente colgada con la ayuda de un brazo para no caer. Estiró la mano con el balde firmemente agarrado y dejó que el agua hiciera lo que tuviese que hacer, ayudándola girando el balde lentamente hasta que supuso estaría limpio.
Una vez hecho, se regresaría hasta Zaide por si este decidía darle alguna otra orden o simplemente la mandaría de vuelta a su celda.
—Ya —aclaró felizmente con su balde ahora limpio entre manos.