13/01/2018, 16:48
Akame frunció los labios.
—Bueno, mírale el lado positivo. Te quedará una cicatriz que niquelada para fardar delante de las muchachitas en Kusagakure —le dijo, riendo acto seguido—. Por lo demás, te ves muy entero. ¿Es la primera vez que te caen a golpes?
Luego el Uchiha comenzó a inspeccionar la habitación, que dicho sea de paso no tenía nada de extraño. Los vendajes que cubrían el hombro de Ralexion lucían aparatosos, pero de todos modos el uzujin no necesitaba —en aquella ocasión— de las capacidades físicas de su pariente para servir a su propósito. Así pues, decidió ir al grano.
—Los libros están en mi casa, en Uzushiogakure. Estoy seguro de que podrás darme una dirección a la que enviarlos cuando regrese —respondió despues de un rato, lacónico—. Ahora lo que me interesa es... ¿Estás dispuesto a ayudarme con este tipo? Será fácil localizarle, pero necesito a alguien de tus... Talentos.
Akame imprimió un intencionado tono místico a la última palabra. Aquel kusajin ya había demostrado ser un chico curioso, de ese tipo de personas que no pueden simplemente olvidarse del asunto y volver a casa; de modo que pretendía, otra vez, avivar aquella llama.
—Bueno, mírale el lado positivo. Te quedará una cicatriz que niquelada para fardar delante de las muchachitas en Kusagakure —le dijo, riendo acto seguido—. Por lo demás, te ves muy entero. ¿Es la primera vez que te caen a golpes?
Luego el Uchiha comenzó a inspeccionar la habitación, que dicho sea de paso no tenía nada de extraño. Los vendajes que cubrían el hombro de Ralexion lucían aparatosos, pero de todos modos el uzujin no necesitaba —en aquella ocasión— de las capacidades físicas de su pariente para servir a su propósito. Así pues, decidió ir al grano.
—Los libros están en mi casa, en Uzushiogakure. Estoy seguro de que podrás darme una dirección a la que enviarlos cuando regrese —respondió despues de un rato, lacónico—. Ahora lo que me interesa es... ¿Estás dispuesto a ayudarme con este tipo? Será fácil localizarle, pero necesito a alguien de tus... Talentos.
Akame imprimió un intencionado tono místico a la última palabra. Aquel kusajin ya había demostrado ser un chico curioso, de ese tipo de personas que no pueden simplemente olvidarse del asunto y volver a casa; de modo que pretendía, otra vez, avivar aquella llama.