16/01/2018, 00:57
Ralexion cruzó los brazos y se recostó sobre la silla. La actitud de su interlocutor le hizo bufar, mas no paró de sonreír.
—Ya vengo cenado de sobra, gracias —indicó a Akame—. Me alegra ver que te gusta nuestra hospitalidad y nuestra comida, Akame-san. ¿Sabes también lo que nos gusta? La gente honesta.
Le dio un tono más solemne y juicioso a sus últimas palabras, expulsándolas de entre sus labios casi con susurros, aportándole un toque dramático a cada una de ellas.
—Bromeo, por supuesto —se apresuró a añadir, jovial—. Veo que le estás dando un halo de importancia y misterio a mi cometido; uno bien exagerado, permíteme añadir. ¿Debo de dar por hecho que no me va a gustar lo que tengo que hacer?
Su sonrisa se acrecentó de la misma manera en la que se recostó todavía más contra su asiento. Poco después dirigió la mirada al grupo de mujeres que cantaban, gozosas de una actitud que derrochaba descaro. Aquella escena le hizo sonreir, pero sonrió de una manera distinta a la que hacía con Akame. Era una expresión más sincera, más honesta.
—Ya vengo cenado de sobra, gracias —indicó a Akame—. Me alegra ver que te gusta nuestra hospitalidad y nuestra comida, Akame-san. ¿Sabes también lo que nos gusta? La gente honesta.
Le dio un tono más solemne y juicioso a sus últimas palabras, expulsándolas de entre sus labios casi con susurros, aportándole un toque dramático a cada una de ellas.
—Bromeo, por supuesto —se apresuró a añadir, jovial—. Veo que le estás dando un halo de importancia y misterio a mi cometido; uno bien exagerado, permíteme añadir. ¿Debo de dar por hecho que no me va a gustar lo que tengo que hacer?
Su sonrisa se acrecentó de la misma manera en la que se recostó todavía más contra su asiento. Poco después dirigió la mirada al grupo de mujeres que cantaban, gozosas de una actitud que derrochaba descaro. Aquella escena le hizo sonreir, pero sonrió de una manera distinta a la que hacía con Akame. Era una expresión más sincera, más honesta.