16/08/2015, 12:51
(Última modificación: 16/08/2015, 13:35 por Eikyuu Juro.)
— Con esto bastara... — murmuró Juro, mientras colocaba una pequeña nota en el frigorífico, lo suficiente grande como para que se pudiese ver.
En ella, había escrito una excusa de su ausencia, aunque esperaba no tener que necesitarla. Su hermana había partido un día atrás, en una misión en la aldea. Y aunque se sentía mal por irse a escondidas, era la única manera de que le dejase. Juro llevaba días queriendo ir al lugar donde antes había estado la villa oculta de la hoja, desde que su hermana le había contado que algunos de sus descendientes habían habitado ahí.
Pero claro, antes era un chiquillo inexperto. Ahora se había graduado como genin de Uzushiogakure. Era el momento perfecto.
Recogió su mochila. En ella había provisiones, y un mapa. El viaje no debería durar mucho. No estaba demasiado lejos de la la aldea, pero le gustaba prevenir cualquier situación, y teniendo en cuenta su mala orientación, no le vendría mal. Una vez listo, echó un último vistazo a la nota en su nevera, y rezó para estar antes de que Katsue volviese. Cogió su preciado látigo también, y su equipación, solo por si acaso. Salió por la puerta.
Paseó por las calles de la villa, con el objetivo de llegar a la salida. Había bastante gente, más aún cuando llego al centro de la villa. Desde ahí se podía ir a cualquier sitio, incluido su objetivo.
Juro quería creer que desde que se había vuelto ninja, las miradas habían cesado. A pesar de ello, aun notaba alguna de vez en cuando, o algún susurro. Tenía la impresión de que no querría oír lo que decían sobre él.
Pero antes de pasar por el centro, vio algo que le detuvo. O más bien, a alguien. Juraría ver a Sasagani Yota pasando por ahí. Juro no había hecho demasiados amigos por su condición, pero se las había arreglado para conocer a un circulo reducido. Y Yota era un de ellos.
"Me pregunto que habrá oído de mi..." — pensó, con amargura, consciente de su mala reputación.
A pesar de ello, quiso saludarle.
— ¡YOTA! — estaba un poco lejos, así que alzó la voz para que le escuchase. Con su piel pálida y el látigo enrollado en su cintura, era inconfundible, pero lo hizo solo por si acaso.
Provocó que la gente se fijase en él, pero le dio igual. Solo les daba una excusa para fijarse otra vez en él, más descaradamente. Empezó a caminar, tratando de llegar hasta él.
En ella, había escrito una excusa de su ausencia, aunque esperaba no tener que necesitarla. Su hermana había partido un día atrás, en una misión en la aldea. Y aunque se sentía mal por irse a escondidas, era la única manera de que le dejase. Juro llevaba días queriendo ir al lugar donde antes había estado la villa oculta de la hoja, desde que su hermana le había contado que algunos de sus descendientes habían habitado ahí.
Pero claro, antes era un chiquillo inexperto. Ahora se había graduado como genin de Uzushiogakure. Era el momento perfecto.
Recogió su mochila. En ella había provisiones, y un mapa. El viaje no debería durar mucho. No estaba demasiado lejos de la la aldea, pero le gustaba prevenir cualquier situación, y teniendo en cuenta su mala orientación, no le vendría mal. Una vez listo, echó un último vistazo a la nota en su nevera, y rezó para estar antes de que Katsue volviese. Cogió su preciado látigo también, y su equipación, solo por si acaso. Salió por la puerta.
Paseó por las calles de la villa, con el objetivo de llegar a la salida. Había bastante gente, más aún cuando llego al centro de la villa. Desde ahí se podía ir a cualquier sitio, incluido su objetivo.
Juro quería creer que desde que se había vuelto ninja, las miradas habían cesado. A pesar de ello, aun notaba alguna de vez en cuando, o algún susurro. Tenía la impresión de que no querría oír lo que decían sobre él.
Pero antes de pasar por el centro, vio algo que le detuvo. O más bien, a alguien. Juraría ver a Sasagani Yota pasando por ahí. Juro no había hecho demasiados amigos por su condición, pero se las había arreglado para conocer a un circulo reducido. Y Yota era un de ellos.
"Me pregunto que habrá oído de mi..." — pensó, con amargura, consciente de su mala reputación.
A pesar de ello, quiso saludarle.
— ¡YOTA! — estaba un poco lejos, así que alzó la voz para que le escuchase. Con su piel pálida y el látigo enrollado en su cintura, era inconfundible, pero lo hizo solo por si acaso.
Provocó que la gente se fijase en él, pero le dio igual. Solo les daba una excusa para fijarse otra vez en él, más descaradamente. Empezó a caminar, tratando de llegar hasta él.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60