El rastro de la Konoha perdida

[Sasagani Yota]

Primavera. Hacia 14 de ellas que había nacido y siempre era la época del año más bonita, cuando la aldea se cubría del color rosado de los cerezos y sus aromas cubrían en su totalidad las calles del lugar.

Por todo ello, era la época del año en la que más me gustaba pasear, inmiscuirme entre la gente, ver lo que hacían y sentir el soplo de la brisa sobre mis mejillas. Me encontraba aquel preciso día en el centro, donde el bullicio era mayor, parado en la calle esperando a que mi madre saliese de aquel local. La acompañé de buena gana pero deseaba que alguien llamase mi atención para largarme de allí. Hasta que pude sentir aquel grito.

Caprichos del destino.

Me di la vuelta, algo sorprendido y a escasos metros de mí estaba un muchacho que conocía bastante bien, algo reservado y con su látigo atado en la cintura. quién sabe qué clase de macabras torturas habría hecho con semejante utensilio del demonio. Sonreí y alcé mi mano, saludándole.

-¡Hey, Jurete!- contesté, agradecido de aquel inesperado momento. -Por lo visto lo lograste ¡Enhorabuena!-

Claro, me había fijado en su bandana, era nuestro primer encuentro desde la graduación.