17/01/2018, 05:31
Una vez más la rubia se veía obligada a contemplar un combate entre bandidos, esta vez entre Zaide y Kuma donde nuevamente el primero volvía a salir victorioso de una forma u otra. Y eso si es que consideramos lo del clon de Katame como una victoria porque a final de cuentas el que peor terminó fue Zaide por obra y gracia de Koko.
Otra vez el final de la pelea recaía sobre ella, sobre la pecosa quien dolorida se las arregló para ponerse de pie nuevamente ayudándose con la pared. Las costillas volvían a dolerle sin mencionar todo el resto de su cuerpo, o las marcas que tenía por toda la parte frontal de su cuerpo incluyendo el rostro provocadas por los barrotes.
Eso sí, esta vez la Kageyama no tendría que emplear su chakra de ninguna manera, podría usar una de sus armas que Zaide le había alcanzado solo que… «¿Me lo dirá en serio? »se preguntó, dedicando una mirada desconfiada y temerosa al líder de aquella banda.
Ante tales dudas solo había una cosa que hacer, pedir explicaciones sería muy tardado y el efecto de la técnica pasaría dejando libre nuevamente a Kuma, así que la kunoichi se decidió por averiguarlo de la otra manera.
Se acercó a la puerta —o donde alguna vez estuvo— y tomó su katana, la desenvainó y se acercó al enorme monstruo.
Él la había ayudado a librarse del sello que Katame le había pegado, pero lo había hecho mandado por Yume y si le dejaban libre terminaría por violarla, sin mencionar que las costillas se las había roto él así que… no hay buenos motivos para dejarle.
Siendo así, la menor desenvainó la espada y buscó ensartar la hoja en la parte trasera del cuello de Kuma, de esa manera debería cortar completamente la médula y con leve movimiento de palanca tendría que desacomodar con facilidad las vértebras dejándole la cabeza colgando de los músculos. Si es que eso funcionaba y Zaide estaba dispuesto a permitirlo.
Otra vez el final de la pelea recaía sobre ella, sobre la pecosa quien dolorida se las arregló para ponerse de pie nuevamente ayudándose con la pared. Las costillas volvían a dolerle sin mencionar todo el resto de su cuerpo, o las marcas que tenía por toda la parte frontal de su cuerpo incluyendo el rostro provocadas por los barrotes.
Eso sí, esta vez la Kageyama no tendría que emplear su chakra de ninguna manera, podría usar una de sus armas que Zaide le había alcanzado solo que… «¿Me lo dirá en serio? »se preguntó, dedicando una mirada desconfiada y temerosa al líder de aquella banda.
Ante tales dudas solo había una cosa que hacer, pedir explicaciones sería muy tardado y el efecto de la técnica pasaría dejando libre nuevamente a Kuma, así que la kunoichi se decidió por averiguarlo de la otra manera.
Se acercó a la puerta —o donde alguna vez estuvo— y tomó su katana, la desenvainó y se acercó al enorme monstruo.
Él la había ayudado a librarse del sello que Katame le había pegado, pero lo había hecho mandado por Yume y si le dejaban libre terminaría por violarla, sin mencionar que las costillas se las había roto él así que… no hay buenos motivos para dejarle.
Siendo así, la menor desenvainó la espada y buscó ensartar la hoja en la parte trasera del cuello de Kuma, de esa manera debería cortar completamente la médula y con leve movimiento de palanca tendría que desacomodar con facilidad las vértebras dejándole la cabeza colgando de los músculos. Si es que eso funcionaba y Zaide estaba dispuesto a permitirlo.