17/01/2018, 05:58
Lo que Koko menos se esperaba era que el ninjato atravesara la carne y se quedase realmente allí, que Kuma no se convirtiese en humo o que de alguna manera sumamente extravagante se pudiera quitar el filo para después sanar de golpe. Cualquier cosa que pudiera justificar que el bandido siga respirando pero eso no ocurrió.
Se llevó un codazo que la hizo soltar el arma y retroceder unos pasos, temerosa de que en alguna violenta sacudida terminase por cortarla con la espada que tenía ensartada o algo similar pero finalmente, luego de un rato Kuma cayó y no volvió a moverse salvo por los espasmos habituales que cualquier persona tiene al morir bajo esas condiciones.
La pecosa temblaba, estaba aterrada pero más que nada por no saber lo que Zaide le haría al respecto, si aquello había sido en realidad una prueba o algo similar pero este, lejos de agredirla o similares la obligó a regresar a su celda lo cual hizo en absoluto silencio hasta que se percató de un pequeño detalle.
La puerta estaba destrozada y los restos apoyados contra la pared del fondo de la celda.
—Este… no hay puerta —dijo muy nerviosa en lo que se volteaba.
Aquello le venía bien porque significaba que Zaide la cambiaría de celda, es decir, no tendría que aguantarse el cadáver de Kuma delante suyo por el resto de su estadía. Eso sí, iba a intentar llevarse tanto la manta como el cubo, no sea cosa que la dejen sin nada tras el cambio.
Se llevó un codazo que la hizo soltar el arma y retroceder unos pasos, temerosa de que en alguna violenta sacudida terminase por cortarla con la espada que tenía ensartada o algo similar pero finalmente, luego de un rato Kuma cayó y no volvió a moverse salvo por los espasmos habituales que cualquier persona tiene al morir bajo esas condiciones.
La pecosa temblaba, estaba aterrada pero más que nada por no saber lo que Zaide le haría al respecto, si aquello había sido en realidad una prueba o algo similar pero este, lejos de agredirla o similares la obligó a regresar a su celda lo cual hizo en absoluto silencio hasta que se percató de un pequeño detalle.
La puerta estaba destrozada y los restos apoyados contra la pared del fondo de la celda.
—Este… no hay puerta —dijo muy nerviosa en lo que se volteaba.
Aquello le venía bien porque significaba que Zaide la cambiaría de celda, es decir, no tendría que aguantarse el cadáver de Kuma delante suyo por el resto de su estadía. Eso sí, iba a intentar llevarse tanto la manta como el cubo, no sea cosa que la dejen sin nada tras el cambio.