17/01/2018, 07:08
La kunoichi, siguiendo el juego a Zaide —o quizá porque realmente pensaba así—, le daba la razón, asegurando ella también que vivían en una locura de sociedad. De hecho, el único motivo para seguir viviendo así era… que de negarse la tacharían de traidora, y tendría que huir por el resto de su vida.
Pese a que Zaide se había mostrado muy entusiasmado hasta el momento, justo al oír eso esbozó una mueca de decepción. Prefería mil veces a un ninja convencido de sus estúpidos principios a uno que, simplemente, se resignaba a vivir así por comodidad. Por, sencillamente, no salir de su zona de confort.
—¿No me puedes cambiar de celda? Mira, está llena de mierda y ahora de sangre.
Zaide paseó la mirada por la celda, con desgana.
—Has renunciado a tu alma y libertad por un poco de comodidad —le apuntilló—. Renunciar ahora a tu higiene no te hará más daño.
Sacó la llave y le dio la espalda.
—Buenas noches, Koko.
Datsue se levantó mucho mejor de lo que hubiese imaginado. Pese a que había compartido cama con Nagisa —con todos los nervios que eso le hubiese conllevado normalmente—, lo cierto era que se había quedado dormido nada más tocar el colchón. Ni nervios, ni vergüenzas, ni posible excitación de compartir cama con una chica de la que se había quedado prendado nada más verla en una fotografía. Simplemente, se durmió.
Shukaku, por otra parte, pronto se encargó de recordarle que no iba a ser tan fácil. Le despertó en varias ocasiones, siempre entre sudores fríos, pero estaba tan cansado que el Uchiha apenas tardaba en volverse a dormir.
Por eso, y aunque hubiese seguido durmiendo toda la mañana —y parte de la tarde—, a Datsue no le costó tanto levantarse cuando Nagisa le despertó.
Pidió un desayuno muy fuerte, compuesto de zumo, leche, tostadas y plátano. Además, antes de partir, pidió un poco de pasta para llevar. Así tendría algo que comer al mediodía, si no encontraban una taberna de paso.
—Estamos a nada de la frontera con el País del Bosque —dijo, mientras salían de la posada. Sabía que Nagisa lo sabía, pero era más por tener algo de conversación que por otra cosa—. ¿Seguiremos en el cocodrilo? —preguntó, intrigado—. La vegetación por el Bosque de los Hongos es muy espesa… Quizá por las Tierras de Llovizna avanzaríamos más rápido, ¿no? —Aunque, por otra parte, tendrían que hacer muchos más kilómetros. Ir por el País del Bosque era el camino más corto, desde luego—. ¿Crees que nos pondrán problemas por ir montados en un cocodrilo? —preguntó, poco después. Al fin y al cabo, eran países extranjeros. Quizá no se tomasen muy a bien que semejante bestia estuviese cruzando sus campos.
Pese a que Zaide se había mostrado muy entusiasmado hasta el momento, justo al oír eso esbozó una mueca de decepción. Prefería mil veces a un ninja convencido de sus estúpidos principios a uno que, simplemente, se resignaba a vivir así por comodidad. Por, sencillamente, no salir de su zona de confort.
—¿No me puedes cambiar de celda? Mira, está llena de mierda y ahora de sangre.
Zaide paseó la mirada por la celda, con desgana.
—Has renunciado a tu alma y libertad por un poco de comodidad —le apuntilló—. Renunciar ahora a tu higiene no te hará más daño.
Sacó la llave y le dio la espalda.
—Buenas noches, Koko.
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Datsue se levantó mucho mejor de lo que hubiese imaginado. Pese a que había compartido cama con Nagisa —con todos los nervios que eso le hubiese conllevado normalmente—, lo cierto era que se había quedado dormido nada más tocar el colchón. Ni nervios, ni vergüenzas, ni posible excitación de compartir cama con una chica de la que se había quedado prendado nada más verla en una fotografía. Simplemente, se durmió.
Shukaku, por otra parte, pronto se encargó de recordarle que no iba a ser tan fácil. Le despertó en varias ocasiones, siempre entre sudores fríos, pero estaba tan cansado que el Uchiha apenas tardaba en volverse a dormir.
Por eso, y aunque hubiese seguido durmiendo toda la mañana —y parte de la tarde—, a Datsue no le costó tanto levantarse cuando Nagisa le despertó.
Pidió un desayuno muy fuerte, compuesto de zumo, leche, tostadas y plátano. Además, antes de partir, pidió un poco de pasta para llevar. Así tendría algo que comer al mediodía, si no encontraban una taberna de paso.
—Estamos a nada de la frontera con el País del Bosque —dijo, mientras salían de la posada. Sabía que Nagisa lo sabía, pero era más por tener algo de conversación que por otra cosa—. ¿Seguiremos en el cocodrilo? —preguntó, intrigado—. La vegetación por el Bosque de los Hongos es muy espesa… Quizá por las Tierras de Llovizna avanzaríamos más rápido, ¿no? —Aunque, por otra parte, tendrían que hacer muchos más kilómetros. Ir por el País del Bosque era el camino más corto, desde luego—. ¿Crees que nos pondrán problemas por ir montados en un cocodrilo? —preguntó, poco después. Al fin y al cabo, eran países extranjeros. Quizá no se tomasen muy a bien que semejante bestia estuviese cruzando sus campos.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado