17/01/2018, 07:33
Y Zaide, de nuevo, demostraba no estar tan avispado como debería luego de tantos años en la clandestinidad y pese a su aspecto de lobo experimentado. Por el contrario, últimamente Koko le había visto dar tropezones una y otra vez pero esta vez dicho error la iba a joder y mucho.
—¿¡Cuándo putas renuncié yo a mi libertad!? —bramó aferrando fuertemente uno de los barrotes—. ¿¡Cómo pretendes que una niña como yo sobreviva más de un día con shinobis pisándole los talones!? ¡Mírame! ¡Si hasta el imbécil de Kuma me atrapó sin problemas!
Por primera vez en mucho tiempo, la Kageyama estaba soltando todo lo que pensaba sin ningún tipo de temor por represalias, después de todo ya estaba casi literalmente en la mierda por culpa de una mala interpretación de un drogadicto.
—¡Encima que tú me vengas con mierdas de libertad cuando tienes una puta adicción! ¡Dependes del jodido omoide! —siguió, sin importarle que estaba escupiendo por cada palabra que soltaba o que los ojos estaban que se le salían de las cuencas—. O esa mierda de pacto… ¿qué libertad tienes si dependes de una niña que no conoces para matar a alguien a quien conociste durante años? ¿qué puta libertad es esa?
Poco le importaba que el Uchiha no la estuviese escuchando a esas alturas, por lo menos se había quitado un peso de encima al soltar todo lo que había estado pensando durante todo ese tiempo y en caso de que de todas formas la dejasen sola, la pecosa simplemente daría vuelta el balde que ella misma había estado usando y tomaría asiento sobre el mismo. «Hijo de puta, ¿qué carajo le ve Yume a ese? »se quejaba, algo agitada y aún enfadada.
La Sakamoto hubiese podido dormir muy a gusto de no ser porque cada vez que se giraba, chocaba contra el Uchiha. No le generaba molestia dormir en contacto con alguien pero si le molestaba un poco ese sudor que pronto al secarse terminaba por convertirse en algo un tanto pegajoso y molesto. Principalmente porque calor no hacía así que la única conclusión que ella pudo sacar fue que… el chico no podía controlarse al estar a su lado.
Claro, ignoraba el motivo real por el que el chico se despertaba reiteradas veces y todo sudado por cada una.
De cualquier forma, la mañana siguiente fue bastante tranquila, incluso ella estaba ya muy tranquila en comparación a aquel primer día de viaje aunque claro, todavía tenían que echarse un viaje importante para llegar al país de la tierra y para ello, la peli-celeste volvió a invocar un cocodrilo, esta vez apareció uno distinto de escamas de una tonalidad distinta pero más o menos igual de grande.
—La vegetación no es gran cosa para estos, la aplastan o muerden y ya pueden seguir su camino y por lo general nadie dice nada al respecto siempre y cuando hayan ninjas controlándolos —indicó muy tranquila mientras tomaba asiento sobre el lomo de la bestia y se esperaba a que Datsue hiciera lo propio, aunque con una pequeña diferencia.
—Sube delante de mí, me resulta un tanto incómodo tener a alguien echado durante tanto tiempo.
Nagisa simplemente se quedó a la espera de que el shinobi acatara su orden, estaba echada un poco hacia atrás apoyada en sus brazos para facilitarle un poco más las cosas a su compañero.
—¿¡Cuándo putas renuncié yo a mi libertad!? —bramó aferrando fuertemente uno de los barrotes—. ¿¡Cómo pretendes que una niña como yo sobreviva más de un día con shinobis pisándole los talones!? ¡Mírame! ¡Si hasta el imbécil de Kuma me atrapó sin problemas!
Por primera vez en mucho tiempo, la Kageyama estaba soltando todo lo que pensaba sin ningún tipo de temor por represalias, después de todo ya estaba casi literalmente en la mierda por culpa de una mala interpretación de un drogadicto.
—¡Encima que tú me vengas con mierdas de libertad cuando tienes una puta adicción! ¡Dependes del jodido omoide! —siguió, sin importarle que estaba escupiendo por cada palabra que soltaba o que los ojos estaban que se le salían de las cuencas—. O esa mierda de pacto… ¿qué libertad tienes si dependes de una niña que no conoces para matar a alguien a quien conociste durante años? ¿qué puta libertad es esa?
Poco le importaba que el Uchiha no la estuviese escuchando a esas alturas, por lo menos se había quitado un peso de encima al soltar todo lo que había estado pensando durante todo ese tiempo y en caso de que de todas formas la dejasen sola, la pecosa simplemente daría vuelta el balde que ella misma había estado usando y tomaría asiento sobre el mismo. «Hijo de puta, ¿qué carajo le ve Yume a ese? »se quejaba, algo agitada y aún enfadada.
La Sakamoto hubiese podido dormir muy a gusto de no ser porque cada vez que se giraba, chocaba contra el Uchiha. No le generaba molestia dormir en contacto con alguien pero si le molestaba un poco ese sudor que pronto al secarse terminaba por convertirse en algo un tanto pegajoso y molesto. Principalmente porque calor no hacía así que la única conclusión que ella pudo sacar fue que… el chico no podía controlarse al estar a su lado.
Claro, ignoraba el motivo real por el que el chico se despertaba reiteradas veces y todo sudado por cada una.
De cualquier forma, la mañana siguiente fue bastante tranquila, incluso ella estaba ya muy tranquila en comparación a aquel primer día de viaje aunque claro, todavía tenían que echarse un viaje importante para llegar al país de la tierra y para ello, la peli-celeste volvió a invocar un cocodrilo, esta vez apareció uno distinto de escamas de una tonalidad distinta pero más o menos igual de grande.
—La vegetación no es gran cosa para estos, la aplastan o muerden y ya pueden seguir su camino y por lo general nadie dice nada al respecto siempre y cuando hayan ninjas controlándolos —indicó muy tranquila mientras tomaba asiento sobre el lomo de la bestia y se esperaba a que Datsue hiciera lo propio, aunque con una pequeña diferencia.
—Sube delante de mí, me resulta un tanto incómodo tener a alguien echado durante tanto tiempo.
Nagisa simplemente se quedó a la espera de que el shinobi acatara su orden, estaba echada un poco hacia atrás apoyada en sus brazos para facilitarle un poco más las cosas a su compañero.