17/01/2018, 10:31
Zaide siguió sin conseguir respuesta, así que, como la primera vez, se fue de allí sin decir nada.
A la noche volvió, aunque esta vez sin plato de comida. Se había cansado de cocinar para ella para luego tener que comérselo él y, lo que no era capaz, tener que recocinarlo horas más tarde. Aquello era un sacrilegio que el Uchiha había cometido una vez, pero no más.
En su mano, una jarra de agua. Sabía que una persona podía aguantar mucho tiempo sin comer, pero con el agua era otra historia. Había visto a hombres tan grandes como Kuma deshidratados al segundo día con vómitos y diarreas, doblados sobre sí mismos y sin energía.
Dio golpecillos en los barrotes, y esperó. Un segundo, dos, tres…
A Datsue no le hizo mucha gracia que lo hiciesen rodar como a un juguete, pero, ¿qué podía decir? Era una superior, después de todo, quejarse tan solo complicaría las cosas. Además, se trataba de una Sakamoto, y el Uchiha no acostumbraba a llevar a buen puerto ninguna de las discusiones que tenía con miembros de aquella familia.
La kunoichi, por su parte, abrazó a Datsue por fuera del saco de dormir y aseguró que lo usaría como fuente de calor. «Esta chica está loca», no pudo evitar pensar. ¿En pleno invierno? ¿Con la poca ropa que se había traído? ¿Y pensaba dormir así?
—Es tontería que pases frío, Nagisa. —Tontería y contraproducente. ¿Y si se resfriaba? ¿Y si a la mañana siguiente estaba con fiebre? La necesitaba en plenas facultades por si el rescate se complicaba. Koko la necesitaba—. En serio —dijo, abriendo el saco por la cremallera que había por un lateral—, este saco es bastante grande. Damos de sobra —aseguró. No lo decía por decir. Aiko ya había dormido junto a él en aquel saco por unas horas, cuando los dos se habían aventurado en el País del Viento.
«Aiko…». Sacudió la cabeza. No era el momento de pensar en ella.
A la noche volvió, aunque esta vez sin plato de comida. Se había cansado de cocinar para ella para luego tener que comérselo él y, lo que no era capaz, tener que recocinarlo horas más tarde. Aquello era un sacrilegio que el Uchiha había cometido una vez, pero no más.
En su mano, una jarra de agua. Sabía que una persona podía aguantar mucho tiempo sin comer, pero con el agua era otra historia. Había visto a hombres tan grandes como Kuma deshidratados al segundo día con vómitos y diarreas, doblados sobre sí mismos y sin energía.
Dio golpecillos en los barrotes, y esperó. Un segundo, dos, tres…
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A Datsue no le hizo mucha gracia que lo hiciesen rodar como a un juguete, pero, ¿qué podía decir? Era una superior, después de todo, quejarse tan solo complicaría las cosas. Además, se trataba de una Sakamoto, y el Uchiha no acostumbraba a llevar a buen puerto ninguna de las discusiones que tenía con miembros de aquella familia.
La kunoichi, por su parte, abrazó a Datsue por fuera del saco de dormir y aseguró que lo usaría como fuente de calor. «Esta chica está loca», no pudo evitar pensar. ¿En pleno invierno? ¿Con la poca ropa que se había traído? ¿Y pensaba dormir así?
—Es tontería que pases frío, Nagisa. —Tontería y contraproducente. ¿Y si se resfriaba? ¿Y si a la mañana siguiente estaba con fiebre? La necesitaba en plenas facultades por si el rescate se complicaba. Koko la necesitaba—. En serio —dijo, abriendo el saco por la cremallera que había por un lateral—, este saco es bastante grande. Damos de sobra —aseguró. No lo decía por decir. Aiko ya había dormido junto a él en aquel saco por unas horas, cuando los dos se habían aventurado en el País del Viento.
«Aiko…». Sacudió la cabeza. No era el momento de pensar en ella.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado