17/01/2018, 10:48
Podía tirarse días sin comer, lo estaba haciendo perfectamente ignorando su estómago, pero el agua era otra historia.
Tenía la boca reseca, los labios se le iban a comenzar a partir en cualquier momento y no duraría mucho más en esas condiciones, ningún ser humano podía hacerlo sin importar el adiestramiento que tuviese y ella no era ninguna excepción.
Cuando Zaide apareció podría notarla bastante más decaída que antes, seguía enojada pero su expresión no denotaba la fiereza del primer día, tenía unas pronunciadas ojeras e incluso parecía estar sufriendo por lo que, al escuchar los golpes a los barrotes, la kunoichi miró vagamente en dirección al Uchiha y tras suspirar se giró.
Su mirada y estado eran lamentables, se notaba fácilmente que durante ese tiempo además de no haber consumido nada tampoco había estado durmiendo y es que hacerlo significaba tumbarse sobre mierda o sangre, que en cualquier caso para alguien tan obsesivo con lo que es la limpieza es simplemente imposible.
Si el bandido seguía allí, la pecosa acercaría sus temblorosas manos hacia el contrario esperando que accediese a darle algo de agua.
Lo que menos se planteó Nagisa fue compartir un saco de dormir con alguien, desconocía que existiesen de tamaño suficiente para que duerman varias personas y por ello jamás pensó en una solución como la que el genin le estaba ofreciendo.
—Ni me había fijado —dijo claramente sorprendida.
Sin perder el tiempo, y aprovechando que el propio Datsue había abierto el saco, se introdujo en el mismo asegurándose de extender su cabello por encima de la altura de su cabeza así la cremallera no le atraparía ningún pelo. Es desagradable para ella el arrancárselos con algo así.
—Espero no cojas alguna costumbre de esto —dijo con cierta tonada en voz.
Claro que se estaba esperando a que el dueño del saco lo cerrase así eso significase apegarse más a ella, que probablemente era lo que pretendía desde un principio.
Tenía la boca reseca, los labios se le iban a comenzar a partir en cualquier momento y no duraría mucho más en esas condiciones, ningún ser humano podía hacerlo sin importar el adiestramiento que tuviese y ella no era ninguna excepción.
Cuando Zaide apareció podría notarla bastante más decaída que antes, seguía enojada pero su expresión no denotaba la fiereza del primer día, tenía unas pronunciadas ojeras e incluso parecía estar sufriendo por lo que, al escuchar los golpes a los barrotes, la kunoichi miró vagamente en dirección al Uchiha y tras suspirar se giró.
Su mirada y estado eran lamentables, se notaba fácilmente que durante ese tiempo además de no haber consumido nada tampoco había estado durmiendo y es que hacerlo significaba tumbarse sobre mierda o sangre, que en cualquier caso para alguien tan obsesivo con lo que es la limpieza es simplemente imposible.
Si el bandido seguía allí, la pecosa acercaría sus temblorosas manos hacia el contrario esperando que accediese a darle algo de agua.
Lo que menos se planteó Nagisa fue compartir un saco de dormir con alguien, desconocía que existiesen de tamaño suficiente para que duerman varias personas y por ello jamás pensó en una solución como la que el genin le estaba ofreciendo.
—Ni me había fijado —dijo claramente sorprendida.
Sin perder el tiempo, y aprovechando que el propio Datsue había abierto el saco, se introdujo en el mismo asegurándose de extender su cabello por encima de la altura de su cabeza así la cremallera no le atraparía ningún pelo. Es desagradable para ella el arrancárselos con algo así.
—Espero no cojas alguna costumbre de esto —dijo con cierta tonada en voz.
Claro que se estaba esperando a que el dueño del saco lo cerrase así eso significase apegarse más a ella, que probablemente era lo que pretendía desde un principio.