17/01/2018, 11:20
Tocó sobre los barrotes, y esperó. Un segundo, dos, tres…
Koko le miró vagamente, suspiró, se dio la vuelta con lentitud… y Zaide ya volvía sobre sus pasos escaleras arriba. Quizá así, para la próxima, Koko recordase que Zaide era su secuestrador y no un sirviente de los Sakamoto que le venía a servir a la habitación.
—Espero no cojas alguna costumbre de esto.
—P-por supuesto que no —dijo Datsue, ligeramente ruborizado, mientras cerraba la cremallera del saco de dormir. «Lo cierto es que no me importaría acostumbrarme…», pensó para sí—. B-buenas noches.
Y, con aquellas últimas palabras, el Uchiha se dejó llevar por el sueño. Sudores fríos, despertares a mitad de noche… Datsue pasó por todas aquellas fases, como ya estaba acostumbrado desde que Shukaku dormía en su interior. No obstante, fue una noche que le permitió, de nuevo, recobrar esas energías y ese descanso mental que tanto le venían haciendo falta.
Poco a poco, estaba recuperando su plenitud física. Y eso estaba bien, quizá la necesitase en muy poco tiempo…
Koko se encontraba mal. Bastante mal. Llevaba una semana comiendo a base de pescado, en poca cantidad y muchas veces pasando un día o dos sin comer. Incluso uno de aquellos días se lo había pasado sin beber. No estaba nada bien alimentada ni hidratada, desde luego, cosa que solo había empeorado en los últimos dos días.
Anteayer, la kunoichi no había comido ni bebido nada desde el desayuno. Zaide se había ido sin más explicaciones que la de tener que ocuparse de unos asuntos, y no había regresado hasta la noche, justo a tiempo para impedir una violación de Kuma.
Tras el incidente, Koko se enfadó con Zaide por un comentario, y al día siguiente se había autoimpuesto una huelga en la que nada había comido ni bebido.
Ahora llegaba el tercer día, y Koko ya había tenido arcadas y sentía que tenía diarrea. Notaba la piel fría y ligeramente azul, y se sentía débil. El problema no solo era que había dejado de beber, sino que no se llevaba ningún otro alimento a la boca con el que pudiese hidratarse.
Pero entonces llegó la mañana y le oyó: sus característicos pasos, que ahora reconocía mejor que la palma de su mano. Era Zaide, con un vaso de agua en la mano. Llegó hasta la celda y tocó tres veces en los barrotes.
Tres, dos, uno…
Koko le miró vagamente, suspiró, se dio la vuelta con lentitud… y Zaide ya volvía sobre sus pasos escaleras arriba. Quizá así, para la próxima, Koko recordase que Zaide era su secuestrador y no un sirviente de los Sakamoto que le venía a servir a la habitación.
• • •
—Espero no cojas alguna costumbre de esto.
—P-por supuesto que no —dijo Datsue, ligeramente ruborizado, mientras cerraba la cremallera del saco de dormir. «Lo cierto es que no me importaría acostumbrarme…», pensó para sí—. B-buenas noches.
Y, con aquellas últimas palabras, el Uchiha se dejó llevar por el sueño. Sudores fríos, despertares a mitad de noche… Datsue pasó por todas aquellas fases, como ya estaba acostumbrado desde que Shukaku dormía en su interior. No obstante, fue una noche que le permitió, de nuevo, recobrar esas energías y ese descanso mental que tanto le venían haciendo falta.
Poco a poco, estaba recuperando su plenitud física. Y eso estaba bien, quizá la necesitase en muy poco tiempo…
• • •
Koko se encontraba mal. Bastante mal. Llevaba una semana comiendo a base de pescado, en poca cantidad y muchas veces pasando un día o dos sin comer. Incluso uno de aquellos días se lo había pasado sin beber. No estaba nada bien alimentada ni hidratada, desde luego, cosa que solo había empeorado en los últimos dos días.
Anteayer, la kunoichi no había comido ni bebido nada desde el desayuno. Zaide se había ido sin más explicaciones que la de tener que ocuparse de unos asuntos, y no había regresado hasta la noche, justo a tiempo para impedir una violación de Kuma.
Tras el incidente, Koko se enfadó con Zaide por un comentario, y al día siguiente se había autoimpuesto una huelga en la que nada había comido ni bebido.
Ahora llegaba el tercer día, y Koko ya había tenido arcadas y sentía que tenía diarrea. Notaba la piel fría y ligeramente azul, y se sentía débil. El problema no solo era que había dejado de beber, sino que no se llevaba ningún otro alimento a la boca con el que pudiese hidratarse.
Pero entonces llegó la mañana y le oyó: sus característicos pasos, que ahora reconocía mejor que la palma de su mano. Era Zaide, con un vaso de agua en la mano. Llegó hasta la celda y tocó tres veces en los barrotes.
Tres, dos, uno…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado