17/01/2018, 19:51
Logró camelarse al borrachuzo sin despeinarse. Si Akame consideraba que esto era su habilidad "especial", necesitaba reconsiderar sus habilidades sociales. «Y pensar que nos parecemos tanto pero ya está trabajando para el cabrón este de las cicatrices... aunque supongo que no somos tan diferentes. Los dos somos militares, el único detalle distinto es que yo siempre trabajo para los mismos... Pobre chaval, seguro que piensa que es una manera fácil de hacer dinero».
Así reflexionaba el kusajin mientras el resto de presentes en la mesa instaban con ruidosos cánticos al jovencillo mercenario a rematar su copa de una sola sentada. Mientras tanto Ralexion esperaba con semblante cordial y ambas manos entrelazadas a su espalda.
—¡Veo que eres un bebedor nato, colega! —le alabó el Uchiha, amigable. En realidad mentía. Se apegó al mercenario, posando su brazo derecho sobre los hombros ajenos, con actitud fiestera— ¡Vamos a la barra, mi querido nuevo amigo!
Ralexion hacía por parecer tan borracho como la mayoría de parroquianos, por mucho que le fuese imposible imitar del todo el tono y gestos de alguien ebrio. Mas no importaba, el buscavidas parecía estar tan ido que el pelinegro esperaba que se tragase cualquier falsedad que se le alimentase.
Dirigó a su presa hacia la barra. Entre tanto le registró los bolsillos como pudo, queriendo hurtarle algo gracias a sus moderadas habilidades como shinobi dada la propicia proximidad entre los dos. Una vez más, contaba con que la gran cantidad de alcohol en sangre de su "compañero" le impidiese ser consciente de lo que ocurría.
Ya en el lugar anteriormente mencionado, a unos tres metros de Akame, el kusajin le dio un potente manotazo al mueble de madera con la intención de invocar al mesero.
—¡Dos cervezas bieeeen grandes para mí y mi amigo, vamos!
Así reflexionaba el kusajin mientras el resto de presentes en la mesa instaban con ruidosos cánticos al jovencillo mercenario a rematar su copa de una sola sentada. Mientras tanto Ralexion esperaba con semblante cordial y ambas manos entrelazadas a su espalda.
—¡Veo que eres un bebedor nato, colega! —le alabó el Uchiha, amigable. En realidad mentía. Se apegó al mercenario, posando su brazo derecho sobre los hombros ajenos, con actitud fiestera— ¡Vamos a la barra, mi querido nuevo amigo!
Ralexion hacía por parecer tan borracho como la mayoría de parroquianos, por mucho que le fuese imposible imitar del todo el tono y gestos de alguien ebrio. Mas no importaba, el buscavidas parecía estar tan ido que el pelinegro esperaba que se tragase cualquier falsedad que se le alimentase.
Dirigó a su presa hacia la barra. Entre tanto le registró los bolsillos como pudo, queriendo hurtarle algo gracias a sus moderadas habilidades como shinobi dada la propicia proximidad entre los dos. Una vez más, contaba con que la gran cantidad de alcohol en sangre de su "compañero" le impidiese ser consciente de lo que ocurría.
Ya en el lugar anteriormente mencionado, a unos tres metros de Akame, el kusajin le dio un potente manotazo al mueble de madera con la intención de invocar al mesero.
—¡Dos cervezas bieeeen grandes para mí y mi amigo, vamos!