18/01/2018, 18:32
En el trecho desde la mesa de juego hasta la barra, el astuto Ralexion demostró tener los dedos más largos de lo que Akame se esperaba, tratando de registrar los bolsillos del joven ebrio. Sin embargo, estaba lejos de gozar de la habilidad necesaria para llevar a cabo tal acción —robar a alguien discretamente, en sus propios bolsillos y en movimiento, sin ningún tipo de distracción— y aunque la condición del objetivo le favorecía —el joven buscavidas se tambaleaba visiblemente al andar—, no consiguió su propósito.
«¿¡Pero qué demonios hace!? ¡Lo va a echar todo a perder!», temió Akame. Afortunadamente para la misión, el mercenario estaba tan ebrio que ni se dio cuenta de los fallidos intentos de carterismo de Ralexion.
Cuando llegaron a la barra el tabernero les llenó dos jarras sin siquiera preguntarles la edad, pues parecía bastante habituado a servir a todo tipo de clientes, y el jovencito de la bolsa repleta no tardó en alzarla con una sonrisa en el rostro.
—¡Por el écsssito! —brindó—. ¡Y por mi comppppadddre... Eh...
Se detuvo un momento, su rostro mostrando la más sincera confusión. Sus ojos cargados por el alcohol escudriñaron el rostro del genin de Kusa.
—¿Cómo...? —hipó con fuerza—. ¿Cómo habíaszszs dicho que te llamabas, socio?
«¿¡Pero qué demonios hace!? ¡Lo va a echar todo a perder!», temió Akame. Afortunadamente para la misión, el mercenario estaba tan ebrio que ni se dio cuenta de los fallidos intentos de carterismo de Ralexion.
Cuando llegaron a la barra el tabernero les llenó dos jarras sin siquiera preguntarles la edad, pues parecía bastante habituado a servir a todo tipo de clientes, y el jovencito de la bolsa repleta no tardó en alzarla con una sonrisa en el rostro.
—¡Por el écsssito! —brindó—. ¡Y por mi comppppadddre... Eh...
Se detuvo un momento, su rostro mostrando la más sincera confusión. Sus ojos cargados por el alcohol escudriñaron el rostro del genin de Kusa.
—¿Cómo...? —hipó con fuerza—. ¿Cómo habíaszszs dicho que te llamabas, socio?