19/01/2018, 02:14
Interiorizó una ristra de maldiciones dirigidas a su propia incompetencia al verse incapaz de dar con nada útil, además de casi volar su tapadera en el proceso. Al menos no había calculado mal en lo que se refería a la falta de capacidades mentales por parte del borrachuzo mercenario, el cual no se percató de los torpes intentos de Ralexion. Bien está lo que bien acaba, como dice el dicho.
Ya en la barra y con dos copiosas jarras listas para ser degustadas por el extraño dúo, el mercenario quiso brindar por el éxito y la salud del Uchiha, pero al no ser partícipe de su denominación titubeó como un animal de carga al que habían hecho trabajar de más.
Ralexion dudó entre revelar su verdadero nombre —lo cual sería la segunda temeridad que cometía esa noche— o inventarse un seudónimo sobre la marcha. Optó por lo segundo.
—Me llamo Taki, mi buen compadre —mintió con confianza, chocando su jarra contra la ajena de imprevisto, espuma salpicando sobre la barra— ¡Por el éxito!
Copeó con ganas, llevándose un buen trago de la jarra al gaznate. Acto seguido la posó sobre la madera como cualquier otro parroquiano, con brío y sin cuidado. Exhaló ese inconfundible sonido que los humanos emiten cuando el líquido que han ingerido les ha resultado placentero, ha suplido una necesidad, o ambas. En este caso concreto, ambas.
Ya en la barra y con dos copiosas jarras listas para ser degustadas por el extraño dúo, el mercenario quiso brindar por el éxito y la salud del Uchiha, pero al no ser partícipe de su denominación titubeó como un animal de carga al que habían hecho trabajar de más.
Ralexion dudó entre revelar su verdadero nombre —lo cual sería la segunda temeridad que cometía esa noche— o inventarse un seudónimo sobre la marcha. Optó por lo segundo.
—Me llamo Taki, mi buen compadre —mintió con confianza, chocando su jarra contra la ajena de imprevisto, espuma salpicando sobre la barra— ¡Por el éxito!
Copeó con ganas, llevándose un buen trago de la jarra al gaznate. Acto seguido la posó sobre la madera como cualquier otro parroquiano, con brío y sin cuidado. Exhaló ese inconfundible sonido que los humanos emiten cuando el líquido que han ingerido les ha resultado placentero, ha suplido una necesidad, o ambas. En este caso concreto, ambas.