19/01/2018, 23:03
Aquella vez me tocaba acompañar a mi madre en uno de sus muchos viajes para conseguir mercancía para su verdulería. Habíamos dejado a Mikazuki al cargo un par de días mientras viajábamos a Yuki. ¿Qué clase de verdura había perdido mi madre en aquel paraje helado? Pero si allí apenas se debía poder sembrar la tierra. Y en caso de poderse ¿Qué clase de verdura podría resistir aquel clima?
No es que yo fuera un experto en agricultura, claro, jamás me había interesado, y jamás la había estudiado a conciencia. Si acaso tenía los conocimientos básicos para poder sobrevivir. ¿Pero que era un ninja sin los conocimientos básicos para sobrevivir? De cualquier modo, no era, ni seria, un tema que me llamase mucho la atención, así que no hice preguntas y dejé que los adultos hicieran cosas de adultos.
Nos alojamos en una posada llamada el pino de oro. Bueno, mi madre solo dormía allí, porque durante el día iba de un lado a otro sin parar. El lugar no era la gran cosa, pero tenía camas cómodas y comida caliente. Las dos plantas superiores estaba llenas de habitaciones, con baños propios, al menos la nuestra tenia. La planta baja era una taberna que, al medio día estaba llena tan solo por la gente que se hospedaba allí, pero por la noche se convertía en el lugar de reunión para los adultos.
Adultos y adolescentes se acumulaban en aquella ruidosa sala, cantaban canciones, jugaban a las cartas y bebían alcohol, aunque solo los adultos podían hacer esto último. También, a mitad de la noche hacían una serie de espectáculos, ya que incluso tenían un escenario en un rincón de la taberna, donde hombres y mujeres salían a cantar, bailar o hacer malabares.
Para no aburrirme aquellos días, tuve que adaptarme a la situación. Gracias a mi cabeza y memoria, pude aprender con tan solo mirar aquellos juegos de cartas en los que se jugaban el dinero. En mi segundo día, había empezado incluso a ganar las partidas. Mis perdidas habían sido mínimas. Aquella noche no era distinta, no al menos hasta que uno de los adultos con los que jugaba, no comprendió que mi mente era superior a la suya, y me acuso falsamente en voz alta, dando un golpe sobre la mesa.
—¡El crio está haciendo trampas!
—Cálmate, el crio solo es más listo que tú
—¡Y una mierda! Ha ganado todas las partidas, no se pueden ganar todas las partidas
El hombre, claramente cabreado, arrojo la baraja de cartas al aire y estas golpearon a otros clientes que esperaban allí a ser servidos, o simplemente reían y descansaban de sus pesados viajes.
—Yo no hago trampas
No es que yo fuera un experto en agricultura, claro, jamás me había interesado, y jamás la había estudiado a conciencia. Si acaso tenía los conocimientos básicos para poder sobrevivir. ¿Pero que era un ninja sin los conocimientos básicos para sobrevivir? De cualquier modo, no era, ni seria, un tema que me llamase mucho la atención, así que no hice preguntas y dejé que los adultos hicieran cosas de adultos.
Nos alojamos en una posada llamada el pino de oro. Bueno, mi madre solo dormía allí, porque durante el día iba de un lado a otro sin parar. El lugar no era la gran cosa, pero tenía camas cómodas y comida caliente. Las dos plantas superiores estaba llenas de habitaciones, con baños propios, al menos la nuestra tenia. La planta baja era una taberna que, al medio día estaba llena tan solo por la gente que se hospedaba allí, pero por la noche se convertía en el lugar de reunión para los adultos.
Adultos y adolescentes se acumulaban en aquella ruidosa sala, cantaban canciones, jugaban a las cartas y bebían alcohol, aunque solo los adultos podían hacer esto último. También, a mitad de la noche hacían una serie de espectáculos, ya que incluso tenían un escenario en un rincón de la taberna, donde hombres y mujeres salían a cantar, bailar o hacer malabares.
Para no aburrirme aquellos días, tuve que adaptarme a la situación. Gracias a mi cabeza y memoria, pude aprender con tan solo mirar aquellos juegos de cartas en los que se jugaban el dinero. En mi segundo día, había empezado incluso a ganar las partidas. Mis perdidas habían sido mínimas. Aquella noche no era distinta, no al menos hasta que uno de los adultos con los que jugaba, no comprendió que mi mente era superior a la suya, y me acuso falsamente en voz alta, dando un golpe sobre la mesa.
—¡El crio está haciendo trampas!
—Cálmate, el crio solo es más listo que tú
—¡Y una mierda! Ha ganado todas las partidas, no se pueden ganar todas las partidas
El hombre, claramente cabreado, arrojo la baraja de cartas al aire y estas golpearon a otros clientes que esperaban allí a ser servidos, o simplemente reían y descansaban de sus pesados viajes.
—Yo no hago trampas
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)