24/01/2018, 23:51
Y así, tal y como Ralexion había predicho, el primer golpe de aquella sesión de tortura acababa de ser asestado. Dejó escapar un pequeño "auch", su único testimonio frente a la brutalidad. Se alejó un paso más, no por miedo de que Akame le terminase golpeando a él por error al enarbolar la barra para propinar otro tortazo, no, lo hacía por otros motivos.
El apartarse más era una maniobra de defensa de su cerebro. Una artimaña que le ayudaba a falsear la estampa que atrapaba sus orbes oculares, haciéndola más surrealista, más de ficción, y por ende, más llevadera. Si se encontraba a una distancia mayor, cual espectador que observa una obra de teatro, ya no formaba parte del macabro espectáculo.
La danza del dolor se prolongó hasta que a Nue le resultó imposible mantener su fachada de bravuconería. Lo que acontenció después logró que el corazón del bondadoso Uchiha se encogiese: rompió a llorar con disposición desconsolada, horriblemente sincero. Ralexion necesitó cerrar los ojos durante unos instantes, débil frente a todo ello.
—Akame-san... —musitó. Estaba dispuesto a pedirle que parase, pero se mordió la lengua a mitad camino.
¿Merecía Kurosaki Nue quedar con secuelas irreversibles por haberse visto envuelto en ese turbio asunto? Quizás Ralexion pecaba de ingenuo, pero habría dicho que no. Además, ver al mozo tan roto a nivel psicológico le pesaba a la conciencia del kusajin como si se tratase del yunque de un herrero.
El apartarse más era una maniobra de defensa de su cerebro. Una artimaña que le ayudaba a falsear la estampa que atrapaba sus orbes oculares, haciéndola más surrealista, más de ficción, y por ende, más llevadera. Si se encontraba a una distancia mayor, cual espectador que observa una obra de teatro, ya no formaba parte del macabro espectáculo.
La danza del dolor se prolongó hasta que a Nue le resultó imposible mantener su fachada de bravuconería. Lo que acontenció después logró que el corazón del bondadoso Uchiha se encogiese: rompió a llorar con disposición desconsolada, horriblemente sincero. Ralexion necesitó cerrar los ojos durante unos instantes, débil frente a todo ello.
—Akame-san... —musitó. Estaba dispuesto a pedirle que parase, pero se mordió la lengua a mitad camino.
¿Merecía Kurosaki Nue quedar con secuelas irreversibles por haberse visto envuelto en ese turbio asunto? Quizás Ralexion pecaba de ingenuo, pero habría dicho que no. Además, ver al mozo tan roto a nivel psicológico le pesaba a la conciencia del kusajin como si se tratase del yunque de un herrero.