25/01/2018, 00:20
Ralexion tragó con tanta fuerza que si la estancia hubiese estado sumida en silencio, los demás habrían podido oírlo. A pesar de que había logrado apaciguar los envites del otro Uchiha durante unos instantes que se le hicieron de oro, las palabras de Nue engendraron nuevas acometidas, estas todavía más salvajes que las anteriores. Resultaba obvio, por su actitud y gritos, que Akame estaba perdiéndose en el inconfundible laberinto de la ira. Aquello no era un buen presagio para el mercenario.
El kusajin se decidió a tomar acción. Eliminó la distancia que lo separaba de los otros dos a buen ritmo. Posó con cierta firmeza su diestra sobre el hombro de su compañero, el cual estaba ahora agachado —por lo que él necesitó acuclillarse un poco también—.
—Akame-san —sonó mucho más convencido que en su intento anterior—. ¿Déjame a mí un rato, vale?
El kusajin se decidió a tomar acción. Eliminó la distancia que lo separaba de los otros dos a buen ritmo. Posó con cierta firmeza su diestra sobre el hombro de su compañero, el cual estaba ahora agachado —por lo que él necesitó acuclillarse un poco también—.
—Akame-san —sonó mucho más convencido que en su intento anterior—. ¿Déjame a mí un rato, vale?